La próxima debe ser Cristina
Los monumentos y las estatuas deben erigirse para que la memoria colectiva de los pueblos recuerde permanentemente a quienes sirvieron a la humanidad en los distintos campos de acción. Estos homenajes que perduran en el tiempo no pueden ser para delincuentes comunes, o para personas que a su paso por la vida pensaron solamente en hacer dinero a base de la corrupción.
La corrupción carcome a la sociedad. Argentina vive en estos instantes una etapa tenebrosa. La corrupción planificada “científicamente” desde el poder por el matrimonio Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner tiene niveles increíbles. El mundo contempla con asombro todo lo que hizo este matrimonio para enriquecerse a costa del dinero de su pueblo. El Municipio de Quito cumplió una tarea de sanidad al haber retirado de la plaza Argentina, al norte de la capital, el monumento erigido a Néstor Kirchner, para que el Gobierno argentino se lo lleve al sitio en que debe estar colocado, que no es precisamente un lugar emblemático de nuestra capital. Este ejemplo que ha dado el Municipio quiteño debe ser imitado para que dentro del menor tiempo posible se retire el otro monumento levantado en homenaje a Néstor Kirchner ubicado en la Mitad del Mundo, frente al “elefante blanco” que es el edificio destinado a la Unasur. Debe desaparecer de ese sitio emblemático; y la Asamblea Nacional debe resolver retirar la condecoración que lleva el nombre de Manuela Sáenz, que le confirió indebidamente la mayoría “sumisa” correísta-morenista de la época, a Cristina Fernández de Kirchner.
Estos homenajes que perduran en el tiempo no pueden ser para delincuentes comunes, o para personas que a su paso por la vida pensaron solamente en hacer dinero...’.
Esta condecoración no le fue impuesta por el pueblo ecuatoriano. Debe quedar sin efecto porque fue instituida para ser entregada a auténticos valores éticos, intelectuales y no a personas enjuiciadas penalmente. Si la Asamblea actual no se hace eco de esta petición, será la próxima Asamblea, que con toda seguridad no contará con mayoría morenista-correísta, la que deberá disponer que Cristina de Kirchner no ostente más sobre su pecho la figura egregia de la Libertadora del Libertador.