Los Llanganates encierran mitos y leyendas sagradas
Se cree que Rumiñahui enterró en el sector el tesoro de Atahualpa ❚ Muchos que han entrado en las montañas en busca de las riquezas jamás han regresado
EL DETALLE Lugar. La montaña es considerada sagrada porque era el sitio donde iban los aborígenes a llenarse de energías y fue escogido para ocultar el gran tesoro. GALERÍA
Toda montaña encierra mitos y leyendas, existe la creencia de que cuando los colosos de los Andes no quieren que los exploren, simplemente se cierran.
La sentencia es de José Torres, guayaquileño radicado en Patate, cantón de Tungurahua. José da testimonio de las tantas veces que Oswaldo Soria Idrovo ha subido hasta la montaña de Los Llanganates, considerada sagrada y misteriosa, y además según la creencia, el lugar que acoge el gran tesoro de los incas.
El Parque Nacional Llanganate es una de las reservas hídricas más grandes de América Latina y se sitúa entre las provincias de Tungurahua, Cotopaxi, Pastaza y Napo. Tiene 219.707 hectáreas. De Los Llanganates, nombre derivado del kichwa ‘Llanga Natis’, que significa ‘Montaña Hermosa’, se ha hablado mucho. En ella se desentraña una historia ancestral relacionada con el tesoro que fue ocultado por Rumiñahui tras la ejecución del emperador inca Atahualpa en Cajamarca, Perú. Oswaldo Soria refirió que lo del tesoro no es un mito, supuestamente es real.
Soria es docente, agrónomo y entre sus variados títulos tiene un doctorado en investigación científica. Desde joven él se interesó en el misterio que rodea la montaña. Esa constancia le ha permitido realizar hallazgos de sepulcros de las culturas Cosanga I, Puruhá y Panzaleo. El trabajo ha durado tres décadas y esa constancia le ha permitido conseguir uno de los secretos mejores guardados: el mapa que conduce hasta el tesoro de Atahualpa.
Soria es uno de los pocos que ha ingresado por varias ocasiones hasta la montaña sagrada y ha logrado salir para contarlo. Muchos aventureros, movidos por el deseo de encontrar el anhelado botín (tesoro), se han extraviado y nunca más los volvieron a localizar. “Es que la montaña es un misterio”, insistió José Torres.
Incluso Soria, pese a la conexión que tiene con el cerro, de las casi 30 expediciones, en solo cinco veces ha logrado coronarlo. En cada recorrido ha conseguido descubrir parte de ese tesoro esparcido. En el sector denominado Burrocorral, dentro de una caverna estaban decenas de huesos de hombres y mujeres de adultos y jóvenes que presumen sean de los primeros aborígenes.
En cada expedición nunca va solo, lo acompañan amigos, en grupos que pueden llegar hasta once personas. José Torres ya no asciende porque un accidente de tránsito lo imposibilitó para la larga travesía que puede tardar hasta más de una semana.
Según Torres, en el corazón de la montaña encontraban piedras bañadas en oro que debían abandonar en el camino por el cansan- cio. En este mes (agosto) piensa hacer una nueva expedición y llegar hasta el sitio que diseñó Valverde, (prófugo de la justicia española) que llegó a sus manos como un regalo de su abuelo, quien le heredó un baúl con varios objetos, entre ellos un libro antiguo donde encontró los trazos que habría dejado el ‘derrotero’.
Todas esas travesías e incluso el mapa está en el libro de 300 páginas que acabó de escribir hace poco tiempo al que bautizó como: ‘Llanganati-patati, Tumba y Tesoro del inca’, y que lo distribuye personalmente.
“Luciano era tan persistente como yo, andaba buscando el mapa y encontró solo una parte. Hasta el mismo Juan León Mera y Pedro Fermín Cevallos sabían y buscaban este documento que es real dentro de la historia”, afirmó Soria.