La guerra sucia vuelve, un exnuncio acusa a Francisco
Las acusaciones contra el Papa avivan el fuego de una batalla de poder que busca restaurar el viejo orden ❚ El Pontífice: “Juzguen ustedes por sí mismos”
Los cuervos vuelan bajo y amenaza tormenta. La carta de 11 páginas del arzobispo Carlo Maria Viganò acusando al papa Francisco de encubrir los abusos del cardenal Theodore Mccarrick es un síntoma de la mala digestión que acompaña siempre al Vaticano cuando cambia de orden. El alcance destructivo de la denuncia, sin la esperada respuesta clara del Papa mientras él mismo pedía investigar todos los casos, todavía no se conoce. Pero su calculada publicación, diseño y necesaria colaboración certifican la reapertura de una guerra que corre
EL DETALLE El Vaticano. Retiró la referencia a recurrir a la “psiquiatría” cuando un padre constata tendencias homosexuales en un hijo, de las declaraciones del Papa.
el riesgo de organizar definitivamente a los opositores a Francisco, más interesados en el poder extraviado que en la ideología o los abusos que denuncian ahora e ignoraron cuando pudieron actuar.
Viganò dio siempre muestras de inestabilidad. Carácter complicado, propenso a las intrigas. El arzobispo, pese a su currículum, no tendría por sí solo capacidad para estructurar un ataque que plantea sin complejos derribar el Pontificado de Francisco. “Han convertido a un pollo en un cuervo”, ironizaba el historiador de la Iglesia Alberto Melloni.
El problema, más allá de la veracidad de sus gravísimas acusaciones, quizá es que sujetos así hayan ocupado los puestos más altos de la jerarquía católica. Figuras como el controvertido cardenal George Pell, a la espera de juicio en Australia por abuso de menores; el ex secretario de Estado Tarcisio Bertone, salpicado en todos los escándalos imaginables; el español Lucio Ángel Vallejo Balda, una suerte de revisar las cuentas del Vaticano encarcelado en un surrealista lío de faldas, o los propios opositores al Papa, entre los que están nada menos que el último prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, o el expresidente del Banco del Vaticano, Ettore Gotti Tedeschi. Cuando remaron a favor fueron útiles, hoy para la Santa Sede se desacreditan con sus
CORRIENTE TRADICIONALISTA