El ritual democrático
Una vez más, el Consejo Nacional Electoral- CNE, convoca a los ciudadanos a un proceso eleccionario para dar cumplimiento al Código de la Democracia, particularmente para elegir autoridades seccionales y a los miembros del nuevo Consejo de Participación Ciudadana y Control Social-cpccs, resultado del referéndum y consulta convocados por el presidente Moreno en febrero último, y a conformarse por siete consejeros. Este proceso electoral ya se encuentra en marcha, desde el 23 de marzo de este año, y debe realizarse el domingo 24 de marzo de 2019. Las elecciones seccionales son parte sustancial e imprescindible del ritual democrático, ya que se elige a los que deben constituir los gobiernos de cercanía, como prefectos, alcaldes, concejales, y presidentes y miembros de las juntas parroquiales rurales; también son aquellos nuevos operadores del poder del Estado en las diversas instancias territoriales señaladas en la Constitución y la ley. Estas elecciones son una responsabilidad social colectiva y de mejora de la calidad de nuestra democracia, frente a las ofensas sistemáticas a ella, en que incurrieron el caudillo y su banda. Reflexionemos sobre algunos componentes esenciales: primero, es preocupante la debilidad del sistema de partidos y movimientos políticos, resultado de la mediocridad de las élites políticas, de una década de desprestigios cotidianos por parte de la RC y la discriminación permanente de los sectores populares en la conducción de ellos. Segundo, en un sistema democrático los partidos políticos son imprescindibles, ya que constituyen las correas de transmisión de las demandas sociales que deben ser satisfechas por el Estado, y no por un caudillo, o “tú me das tu voto y te doy una obra”, porque esto es clientelismo barato, una vil estafa. Tercero, solicitamos al presidente del CNE transitorio, prestigioso y reconocido educador y comunicador, que exhorte a los partidos para que impulsen campañas de formación y capacitación político-electoral para sus militantes y adherentes, y que eleven la calidad del debate político-programático entre opositores. Finalmente, No a la confrontación, al insulto y a la violencia.