Agarrar el volante
EDITORIAL
Puede que las estadísticas sean mejores de un año para otro, pero los muertos no se restan. No disminuyen. Suben. Cada año hay más fallecidos en la carretera, aunque las tasas de mortalidad en los accidentes reflejen un panorama mejor que hace cuatro años. Las 1.626 víctimas de 2014 eran hijos, padres, hermanos, amigos. Y los 1.433 que se quedaron en las vías hasta agosto de este año también lo son. Son menos, pero son más.
Es importante no dejar de tratar la mortalidad vial como un drama que siempre suma muertos, frente a las estadísticas frías y oscilantes. Porque las vidas no se recuperan, aunque los porcentajes se reduzcan.
Ha hecho falta un macabro reguero de cuerpos en apenas un mes en sendos accidentes para que Ecuador vea la magnitud de la epidemia que ocurre cada año en las carreteras. La seguridad vial no se ha bajado de los titulares en una semana, es tema de conversación y preocupación entre los ciudadanos. Solo así, las autoridades serán conscientes de que hace falta una solución real e inmediata que no puede conformarse con destituciones y buenos propósito.
Desalienta el silencio que dejan las víctimas pero también el que aparece como respuesta de quienes llevan el volante de la seguridad vial.
Que la trágica repetición de sucesos sirva esta vez para algo más que para lamentar y volcar anuncios bienintencionados. Ecuador necesita ya una solución a las muertes en las carreteras. Asumir responsabilidades, como hasta ahora, solo es parte de una cadena de equivocaciones o desatenciones
Que la trágica repetición de sucesos sirva esta vez para algo más que para lamentar y volcar anuncios bienintencionados. Ecuador necesita una solución y la acción pública no puede quedarse en el diseño de planes’.
que conducen a un trágico imprevisto. Pero sustituir a las cabezas responsables no ataja el problema, porque viene de antes. La toma de medidas debe empezar, como es lógico, por el comienzo. Por nombramientos con dominio de la materia y decisión. Le seguirá entonces el diseño de un plan integral muy enfocado en la prevención que toque a los conductores, a las cooperativas, a la concienciación ciudadana, a las entidades de control, a los órganos sancionadores, a las compañías que responden y atienden a las víctimas.
La acción pública gubernamental no puede quedarse en el diseño de estrategias. Es fundamental hasta asegurarse de que se aplican los planes y de que toda la cadena cambia de inercia hacia la prudencia, respeto, denuncia, atención y solución de los accidentes donde mueren los ecuatorianos.