El Papa va a Rusia tras conciliarse con China
Francisco visita el país báltico más amenazado por Moscú ❚ El obispo de Roma busca aproximarse a Putin y la Iglesia ortodoxa
Inés Runce espera al líder de la civilización occidental en los mismos confines de ese mundo. Así ha visto ella siempre este lugar, el santuario mariano en Aglona (Letonia), a solo 100 kilómetros de la militarizada frontera rusa, donde el Papa ofició ayer una misa en la segunda parada de su viaje a los países bálticos. Llueve, aprieta el frío y se forma el barro en la pradera donde aguardan los fieles. Apenas hay unas pocas decenas de miles de personas en un país donde los católicos no pasan del 20 % y la amenaza rusa es creciente. Especialmente tras la anexión de Crimea en 2014. Inés, ojos turquesa y piel rosada, profesora universitaria de 42 años, aguanta el tipo. “Quizá no es el mejor sitio para vivir, pero es lo que nos ha tocado. Sufrimos mucho en el pasado, pero el Papa siempre ha sido una esperanza para nosotros”.
LA FRASE Vosotrosconocéis muybienelpreciode estalibertadque habéistenidoqueconquistar yreconquistar. PAPA FRANCISCO, Vicario de Roma
Encauzada la relación con China después de 70 años, el siguiente desafío diplomático de este Pontificado habla ruso. Otro complicado ejercicio estratégico que, además, deberá lidiar con los intereses de la influyente iglesia ortodoxa de Moscú, un hueso duro de roer incluso para este Papa. Ningún pontífice ha viajado jamás a Rusia, pero hoy las posturas están algo más próximas. Al menos físicamente.
El Papa, que visita desde el viernes pasado los tres países bálticos en el centenario de su independencia, aterrizó en Riga (Letonia) y voló por la tarde hasta Aglona, donde sus vecinos no ocultan la tensión generada en los últimos tiempos.
Francisco, promotor de un largo esfuerzo por tender puentes con Rusia, previno en la homilía contra una cultura del aislamiento con la excusa de la seguridad y abrió la puerta a superar viejas rencillas y a crear una “unidad multiforme valorando las diferencias” durante su primer discurso en Riga.
La crisis en Ucrania ha elevado la tensión en el Este. Los países bálticos y Polonia han pedido una presencia permanente de la OTAN en su territorio. De momento hay un contingente de la Alianza -con participación españolaen Letonia. Moscú todavía conserva una enorme influencia en este país báltico, donde un 36 % de la población es de origen ruso (y habla el idioma), incluidos el presidente y el alcalde de Riga. Aun así, o quizá por eso, el país vecino lleva años montando una ofensiva propagandística contra los Estados bálticos, acusándolos a través de sus medios estatales de tener “Gobiernos fascistas” o de ser “estados fallidos”.
Francisco intenta estrechar los vínculos con Rusia con un encuentro ecuménico - en una catedral luterana, por cierto- en el que ha participado el arzobispo ortodoxo ruso, Alexander. Algo no tan frecuente que invita a pensar en un avance de las relaciones entre ambas iglesias, aunque el catolicismo aquí tenga una influencia muy relativa.
Riga, de hecho, estaba completamente vacía cuando Francisco recorrió sus calles por la mañana. No hubo fastos ni grandes recibimientos, como sucedió en Lituania. En parte, es porque aquí solo un 17,61 % de los 1’934.000 habitantes es católico. Pero también tiene que ver con un problema poblacional.