Diario Expreso

El Papa va a Rusia tras conciliars­e con China

Francisco visita el país báltico más amenazado por Moscú ❚ El obispo de Roma busca aproximars­e a Putin y la Iglesia ortodoxa

- DANIEL VERDÚ ■ EL PAÍS / ESPECIAL PARA EXPRESO

Inés Runce espera al líder de la civilizaci­ón occidental en los mismos confines de ese mundo. Así ha visto ella siempre este lugar, el santuario mariano en Aglona (Letonia), a solo 100 kilómetros de la militariza­da frontera rusa, donde el Papa ofició ayer una misa en la segunda parada de su viaje a los países bálticos. Llueve, aprieta el frío y se forma el barro en la pradera donde aguardan los fieles. Apenas hay unas pocas decenas de miles de personas en un país donde los católicos no pasan del 20 % y la amenaza rusa es creciente. Especialme­nte tras la anexión de Crimea en 2014. Inés, ojos turquesa y piel rosada, profesora universita­ria de 42 años, aguanta el tipo. “Quizá no es el mejor sitio para vivir, pero es lo que nos ha tocado. Sufrimos mucho en el pasado, pero el Papa siempre ha sido una esperanza para nosotros”.

LA FRASE Vosotrosco­nocéis muybienelp­reciode estalibert­adque habéisteni­doqueconqu­istar yreconquis­tar. PAPA FRANCISCO, Vicario de Roma

Encauzada la relación con China después de 70 años, el siguiente desafío diplomátic­o de este Pontificad­o habla ruso. Otro complicado ejercicio estratégic­o que, además, deberá lidiar con los intereses de la influyente iglesia ortodoxa de Moscú, un hueso duro de roer incluso para este Papa. Ningún pontífice ha viajado jamás a Rusia, pero hoy las posturas están algo más próximas. Al menos físicament­e.

El Papa, que visita desde el viernes pasado los tres países bálticos en el centenario de su independen­cia, aterrizó en Riga (Letonia) y voló por la tarde hasta Aglona, donde sus vecinos no ocultan la tensión generada en los últimos tiempos.

Francisco, promotor de un largo esfuerzo por tender puentes con Rusia, previno en la homilía contra una cultura del aislamient­o con la excusa de la seguridad y abrió la puerta a superar viejas rencillas y a crear una “unidad multiforme valorando las diferencia­s” durante su primer discurso en Riga.

La crisis en Ucrania ha elevado la tensión en el Este. Los países bálticos y Polonia han pedido una presencia permanente de la OTAN en su territorio. De momento hay un contingent­e de la Alianza -con participac­ión españolaen Letonia. Moscú todavía conserva una enorme influencia en este país báltico, donde un 36 % de la población es de origen ruso (y habla el idioma), incluidos el presidente y el alcalde de Riga. Aun así, o quizá por eso, el país vecino lleva años montando una ofensiva propagandí­stica contra los Estados bálticos, acusándolo­s a través de sus medios estatales de tener “Gobiernos fascistas” o de ser “estados fallidos”.

Francisco intenta estrechar los vínculos con Rusia con un encuentro ecuménico - en una catedral luterana, por cierto- en el que ha participad­o el arzobispo ortodoxo ruso, Alexander. Algo no tan frecuente que invita a pensar en un avance de las relaciones entre ambas iglesias, aunque el catolicism­o aquí tenga una influencia muy relativa.

Riga, de hecho, estaba completame­nte vacía cuando Francisco recorrió sus calles por la mañana. No hubo fastos ni grandes recibimien­tos, como sucedió en Lituania. En parte, es porque aquí solo un 17,61 % de los 1’934.000 habitantes es católico. Pero también tiene que ver con un problema poblaciona­l.

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HANDOUT / VÍA REUTERS Riga. El Papa es recibido en el aeropuerto por el presidente de Letonia, Raimonds Vejonis, y un grupo de niños.

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