Los días más oscuros de Trump
No son estos buenos tiempos para Donald Trump. Este es el período más sombrío de su presidencia. Informaciones responsables afirman que los colaboradores de la Casa Blanca de Trump dicen que el presidente de EE. UU. se siente solo y acorralado, pero eso no es sorpresa ya que no es una persona de amistades estrechas; ha demostrado una y otra vez que para él la lealtad es unidireccional. Aun así Trump sigue quejándose de que el procurador general Jeff Sessions se haya recusado de la investigación de una interferencia rusa en las elecciones de 2016. Mas, tiene peores problemas: su exjefe de campaña, Paul Manafort, no solo ha sido condenado por ocho casos de fraude y evasión impositiva, sino que también ha decidido cooperar con Robert Mueller, el asesor especial que lidera la investigación de Rusia e investiga el esfuerzo de Trump por bloquear la indagación sobre si su campaña (y hasta su gobierno) conspiraron con el Kremlin. Es claro que el implacable Mueller presionó a Manafort para que cooperase a fin de evitar un segundo juicio costoso. Trump había dado a entender que perdonaría a Manafort, pero le aconsejaron que hacerlo antes de las elecciones parlamentarias de mitad de período de noviembre sería catastrófico para los republicanos y, por tanto, para él. Manafort aparentemente calculaba que no podría apostar a un perdón más tarde ni permitirse un nuevo juicio. Su acuerdo negociado con Mueller lo priva de la mayor parte de sus propiedades y de decenas de millones de dólares, pero estaba dispuesto a evitar la posibilidad de pasar el resto de su vida en la cárcel y además quería un acuerdo que mantuviera a salvo a su familia. Más grave aún es que el abogado de Trump, Michael Cohen, también ha aceptado cooperar con los fiscales. Cohen sabe mucho sobre las antiguas prácticas comerciales de Trump. Además, ahora el nombramiento de Brett Kavanaugh para reemplazar al saliente juez de la Corte Suprema Anthony Kennedy, pende de un hilo delgadísimo. Kavanaugh se destacaba por sus opiniones extraordinarias sobre el poder presidencial, y ha escrito que creía que un presidente no puede ser investigado o procesado mientras esté en funciones. También ante el derecho al aborto fue escurridizo en sus respuestas, y existe una evidencia creíble de que le mintió a la Comisión de Asuntos Judiciales del Senado sobre otras cuestiones. Pero casi todos los republicanos en la comisión estaban dispuestos a que su nombramiento se realizara con celeridad, a pesar de que era una opción impopular. Este respaldo medular se mantuvo firme incluso después de que Christine Blasey Ford dijera que un Kavanaugh ebrio la había atacado sexualmente cuando estaban en la escuela secundaria. Los líderes republicanos en verdad estaban desesperados por conseguir que Kavanaugh fuera confirmado antes de las elecciones de mitad de mandato. Mientras, el último libro de Bob Woodward, Fear (Miedo), ofrece un retrato devastador de una Casa Blanca disfuncional. Una encuesta reciente de Wall Street Journal/nbc News determinó que los demócratas llevan una ventaja de 12 puntos porcentuales a los republicanos para la elección de la Cámara, haciendo más factible que puedan recuperar el control del Senado. Trump esperaba no ser un problema en ninguna de estas carreras, pero ese desenlace fue ineludible. Los republicanos no tenían mucho más para seguir adelante. Aún si los demócratas solo toman la Cámara, la vida para Trump se volverá mucho más complicada por la ola de investigaciones que la nueva mayoría sin duda iniciaría, y los posibles procedimientos de juicio político.
Si los demócratas también toman control del Senado, Trump podría estar en un problema terminal. Aunque puede estarlo de todas maneras’.