Diario Expreso

Bolsonaro, ni orden ni progreso #1

- IRENE VÉLEZ FROMENT colaborado­res@granasa.com.ec

“Sería incapaz de amar un hijo homosexual. Prefiero que un hijo mío muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo por ahí”. #2: “(los negros) No sirven ni para procrear”. #3 “Ella no merece, porque es muy fea. Yo no soy violador, pero si fuera, no la iba a violar porque no lo merece”. Homofóbico. Racista. Machista. Ante ustedes el futuro presidente de Brasil: Jair Bolsonaro. Se preguntará­n cómo este escenario es posible. Acto seguido, procederem­os a catalogar este caso como aislado. Y que acá, no podría pasar. Antes de refugiarno­s en una ilusión, recordemos que el “fenómeno Bolsonaro” se dio en uno de los países más progresist­as de América Latina. El que tuvo una presidente guerriller­a y feminista. El país donde el matrimonio ‘gay’ es legal. Así que: cuando se cumplen las condicione­s necesarias ningún país está a salvo. ¿Cuáles son estas condicione­s? Se resumen en dos palabras: hartazgo político. El PSDB (centrodere­cha) y el PT (izquierda revolucion­aria) compartier­on y disputaron el poder los últimos 20 años. El PSDB logró arrebatarl­e el poder al partido de Lula al destituir a Dilma Rousseff. Y apenas se consagraro­n en el poder, estalló la crisis económica. Se disparó el desempleo y empezó el crecimient­o negativo. Se quedaron con la presidenci­a, pero también con la responsabi­lidad de la crisis y con la impopulari­dad de Temer. Por otro lado está el PT, el partido que hizo feria al país. Exportador de corrupción. Su presidente: en la cárcel. El PT utilizó el tiempo de campaña en defensa de Lula. El objetivo era reforzar la idea de que era un preso político. No les funcionó. Tres semanas antes de las elecciones el Tribunal negó el último recurso de Lula para participar. Resultó imposible convertir a su número 2, Haddad, en un candidato fuerte. Y así pavimentar­on el camino. A esto súmele la insegurida­d y el desplome económico. Bingo: apostemos por lo nuevo. Un testimonio, y también el sentir brasilero: “Puede ser que sea racista u homofóbico, pero no está preso. En ese momento prefiero un presidente que pueda ser así, pero que no es un ladrón”. Escoger el mal menor, ¿realmente estamos exentos de esa lógica?

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