Un artesano manabita recrea antiguas viviendas en miniatura
Las casas del campo costeño vuelven a la memoria de los adultos mayores ❚ Llevan dentro pequeños utensilios que se usaban en esos tiempos
ESTILO CAMPESINO
Recrear las casas en miniatura, donde vivían los antiguos habitantes del territorio costeño del Ecuador, en especial los manabitas, es el propósito del artesano Víctor Moreira Moreira, de 57 años.
Este portovejense, que nació en el sitio Pachinche Adentro, plasma sus recuerdos en casitas que son adquiridas por turistas y personas de la tercera edad que añoran sus épocas doradas.
Las pequeñas viviendas, que aparentan ser de los años 50 y 60, son adornadas con hamacas, hornos de barro, cucharas de mate, los antiguos maceteros guindados en las ventanas y demás utensilios ancestrales de la cultura montuvia. “Estas reliquias tienen un valor histórico y hasta algunas veces nostálgico en las personas que nacieron y vivieron en este tipo de viviendas”, recordó Ceferino Cedeño, promotor cultural manabita.
El toque antiguo de estas casas ha sido inspiración de grandes artistas plásticos, escultores y poetas que han plasmado estos panoramas en sus obras.
“Este trabajo lo heredé de mi padre, que falleció hace muchos años. Él me enseñó este hermoso arte, ya que construía estas casas de caña grandes en casi todo el campo manabita”, mencionó Víctor Moreira, otro de los artesanos. Él cuenta que el secreto para la construcción de estas viviendas es utilizar madera buena, como el laurel para su soporte, además de la caña guadua. Víctor asegura que muchas personas acuden a su establecimiento en busca de una réplica en miniatura, pero luego de contemplarlas se llenan de nostalgia y dejan derramar algunas lágrimas.
José Cedeño Huerta, de 49 años, comunicador social y oriundo del sitio Cerro Alto de Peminche, zona montañosa de Santa Ana, mencionó que estas infraestructuras históricas le traen nostalgia.
Los recuerdos van y vienen ante la presencia de estas reliquias, que conservan su estilo campestre, donde el relinchar de los caballos cargados de palos y el mugir de las vacas retumban entre los árboles.