Un barrio histórico que se siente olvidado
Pese a las obras que se han ejecutado, los vecinos claman por más atención ❚ Solicitan parques, rampas y mayor seguridad
DETALLES LA FRASE Por la presencia de adictos, que cada vez es mayor, hay calles por donde la gente no quiere ni pasar, y eso es triste. JORGE ALCÍVAR, vive en el barrio desde hace 40 años
una problemática que es evidente entre las calles Asisclo Garay (de 10 de Agosto, Alcedo a Pedro Pablo Gómez) y Babahoyo (Andrés Marín, Aguirre a Huancavilca, hasta la 12), que conforman el populoso sector.
Ayer durante un recorrido, EXPRESO pudo constatar cómo a plena luz del día los jóvenes consumían sustancias, incluso bastante cerca de decenas de menores que habían convertido las aceras en campos de fútbol.
“La tranquilidad del entorno de a poco se está perdiendo. Ahora uno camina por los soportales y se topa con gente durmiendo y paredes totalmente grafiteadas. Este no es el futuro que imaginamos. La policía nos ayuda, pero no es suficiente. Necesitamos ojos de águila, cámaras de vigilancia, botones de pánico por todos lados, una Unidad de Policía Comunitaria más grande”, agrega Estefanía Ledesma, residente.
El próximo martes el comité se reunirá con la policía para discutir temas de seguridad y convocará luego a los habitantes a una asamblea para definir cuáles son las necesidades más urgentes.
“Si nos comparamos con el pasado, cierto es que no vivimos ya entre casas de caña levantadas sobre lodazales. Sin embargo, somos un punto emblemático, queremos mejorar nuestra convivencia. Tener brillo y color. Desarrollarnos”, coinciden.