Música y llanto en el adiós de ajusticiados
Familiares de la pareja asesinada en Posorja los sepultaron en medio de cantos ❚ La Fiscalía avanza con otras 3 indagaciones
La canción ‘Cinco a diez’, del grupo Azabache, sonaba mientras las lágrimas empapaban el rostro de Junior Mero. Él aprovechaba el ritmo salsero para bailotear entre sollozos y dar el postrero adiós a su hermana Jackeline y a su cuñado Ronald Bravo.
Ese fue el último tema que salió de los parlantes del carro rojo y ‘tuneado’ que se movía lento frente a los ataúdes de ella y su esposo, quienes fueron linchados en Posorja junto con su amigo Tonny Pareja.
El volumen bajó de golpe frente a la puerta del Cementerio Municipal de Pascuales, al norte de Guayaquil. Junior levantó un cencerro decorado con los colores de la bandera de Puerto Rico y empezó a emular los sonidos de la canción que acompañaba el cortejo fúnebre.
LA FRASE Ellos no merecían morir así. Ya sufrieron demasiado, es hora de que descansen... JUNIOR MERO, hermano de Jackeline Mero
“A ellos les encantaba la fiesta”, decía uno de los deudos a la vez que alzaba un vaso de licor.
Los féretros con la pareja asesinada la tarde del pasado martes llegaron a las 16:30 del jueves al camposanto. Con los cofres a cuestas, los familiares recorrieron las calles del suburbio porteño, donde residían.
El automóvil rojo retumbaba delante con las canciones favoritas de Jackeline y Ronald. A los convivientes y a su amigo los confundieron con secuestradores de niños y fueron golpeados por una turba enardecida. Antes de sus muertes, fueron detenidos por el robo a dos mujeres y llevados a la UPC de la localidad, que terminó destruida y saqueada por la multitud.
Una bandera de Barcelona y una camiseta de Emelec sobre las cajas de él y ella, respectivamente, disimulaban las abolladuras en la superficie. Apenas cruzaron el ingreso al cementerio, los allegados empezaron a golpear los féretros como si fueran tambores y a gritar “No se van, no se van...”, además de reclamos de justicia.
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