La ambición lo llevó a la tumba, es un relato en los cementerios
Un joven vanidoso que terminó muerto junto a la tumba de su amada
Esta leyenda empieza cuando unos estudiantes se preparaban para presentar los últimos exámenes del año escolar.
Uno de ellos, cuyo nombre de acuerdo con los entendidos era Juan, tenía otros pensamientos en su mente, pues se encontraba sumamente preocupado por las viejas botas que utilizaba y porque no tenía dinero suficiente para comprarse un par nuevo.
Era un muchacho vanidoso al que le gustaba siempre presentarse a sus exámenes perfectamente bien vestido. Por lo tanto, no podía ir a la prueba con ese calzado. Sus amigos le aconsejaron que empeñara su capa y que con ese dinero podría adquirir unas botas nuevas.
A Juan no le gustó la idea, después de hablar con ellos, estos decidieron prestarle el dinero con una condición: que fuera al camposanto de El Tejar y buscara la tumba de una mujer que hacía unos días se había quitado la vida. Allí debía clavar un clavo sobre la tumba.
Aquella joven había sido en vida la novia de Juan. Sin embargo, ella tomó la decisión de quitarse la vida, cuando descubrió que su novio le había sido infiel.
El muchacho estaba indeciso, pero necesitaba el dinero y decidió ir.
Saltó la reja del cementerio y se dirigió hasta donde estaba la tumba de la chica. De uno de sus bolsillos sacó el martillo y el clavo y comenzó a clavar.
Cuando terminó, Juan quiso volver con sus amigos, pero algo lo detenía. A la mañana siguiente, los muchachos al darse cuenta de que no regresaba, decidieron entrar al panteón y ver qué había sucedido.
Cuando llegaron vieron cómo el cuerpo de su amigo yacía sin vida al lado de la tumba. Lo más curioso es que la capa del estudiante estaba completamente clavada en la tapa del ataúd.