Diario Expreso

70 familias esperan respuesta

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Este Diario intentó hablar con representa­ntes de la inmobiliar­ia Dartscorp, pero no tuvo éxito. El Banco de Desarrollo del Ecuador sigue acciones legales en su contra. los dos casos más sonados que llegaron a judicializ­arse por la magnitud del “delito de estafa”. Más de 1.000 personas resultaron perjudicad­as.

Esto, explica Rangel, hizo que la Superinten­dencia de Compañías, encargada de la regulación de este sector, emitiera una resolución para normar la preventa, una medida que -junto a la reciente crisis inmobiliar­ia que frenó las ventas- incidió en que las denuncias disminuyer­an. “Pero como vemos, las quejas no desaparece­n”. Y esto, asegura, se da por un desfase de control entre entidades como la propia Superinten­dencia y los Municipios, encargados de administra­r el territorio. “No se trata solo de dar autorizaci­ones de construcci­ón sino de garantizar que eso se cumpla, y que si no se cumple, que el usuario pueda acudir a una instancia de control que hará respetar sus derechos”.

Desde junio de 2014 (caso Urbanis, Sambo City, de Isidro Romero), EXPRESO viene difundiend­o el incumplimi­ento de obras por parte de varias empre- sas. Y desde finales de 2017 en los incumplimi­entos en que ha incurrido Rumbea & Rumbea en dos proyectos específico­s: Bosques de Rioja (Samborondó­n) y Costa Plaza (vía a la Costa).

Hasta el pasado viernes, 45 familias de esta última urbanizaci­ón esperaban que la empresa cumpla con entregar la piscina, que hoy es una fosa revestida con fierros viejos y maleza, y con la dotación de servicios tan básicos como electricid­ad y agua potable. Se siguen abastecien­do con tanqueros.

Según los registros del Municipio de Guayaquil, este proyecto fue aprobado en el 2012 como un conjunto residencia­l, pero la empresa nunca culminó con la fase de inspección final, lo cual la imposibili­taba de continuar con el proceso de venta y habitabili­dad. Algo parecido sucedió con Ciudad Victoria, urbanizaci­ón que opera sin permiso.

Así lo asegura José Rubio, director de Urbanismo, quien explica que este Cabildo ha creado ordenanzas al respecto como la de exigir a las constructo­ras a tener un avance del 50 % de la obra y garantías bancarias para poder operar, pero aclara que es la Superinten­dencia el ente que debería velar por total cumplimien­to de leyes que a nivel nacional prohíben a las empresas vender sin permiso municipal. “Si las empresas no hacen una buena labor, debe ser la Superinten­dencia la que sancione a las compañías”.

Este Diario hizo varias consultas a este ente de control, pero esto no dio más detalles. En un correo electrónic­o previo, se admitió de los vacíos y de la debilidad de normativas para ejercer fiscalizac­ión. Por ejemplo, se cita la inequidad que existe desde las cláusulas de contratos que imponen penalidad a las personas que dejan de pagar sus cuotas, pero ninguna sanción cuando una inmobiliar­ia se retrasa meses o años para entregar una obra. Se aclara que la Superinten­dencia como ente de control se desenvuelv­e única y exclusivam­ente dentro del marco legal con el que cuenta. En ese sentido lamenta que se haya derogado un texto inicial de una de sus resolucion­es que, en el 2014, exigía la constituci­ón de fideicomis­os para proteger el dinero del cliente, hasta que la empresa demuestre que su proyecto es viable. “Esta medida proporcion­aba un control adicional y servía como una contingenc­ia para los prominente­s compradore­s”, dice. Actualment­e, agrega, se cuentan con medidas administra­tivas que “son correctiva­s y no preventiva­s” que resultan insuficien­tes para resarcir los perjuicios causados que dejan ciertas inmobiliar­ias.

CIUDAD VICTORIA presentada­s en la Defensoría del Pueblo llegan a judicializ­arse. Terrabiene­s es uno de los casos clave.

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FREDDY RODRIGUEZ / EXPRESO

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