Diario Expreso

ÓSCAR le entregó la medalla a su mamá

- YADIRA ILLESCAS ECHEVERRÍA ■

deportes@granasa.com.ec staba nerviosa y a la vez ansiosa. Abrazada a su Virgen de El Cisne, María Rosa Manobanda quería que las horas pasen rápido para poder estrechar entre sus brazos a su niño, a su ‘guagüito’ de oro como le dice; de ahí que el sábado pasado madrugó más de lo acostumbra­do para recibir al penúltimo de sus nueve hijos.

Iba a abrazar a Óscar después de cuatro meses de ausencia y él le iba a cumplir la promesa que le hizo antes de viajar a los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Argentina: “Mamá, voy y te traigo la medalla. No tengas miedo. Ora por mí a la virgencita”, le dijo.

María Rosa estaba acompañada de su esposo Toribio Patín y de la hija mayor, María Juana. El resto de sus hijos y familiares se fueron hasta el centro de Guaranda, donde la Federación Deportiva

EGUARANDA de Bolívar lo iba a homenajear.

El día fue de ajetreo y emociones encontrada­s. En el hogar, ubicado en la comunidad de San José de El Tablón, a 15 minutos de la parroquia Guanujo, cantón Guaranda, comuna indígena del Pueblo Tomabela, esperaron al campeón.

En el lugar, una casa de bloques cruzados, techo de tejas y piso de tierra, nació y creció el hoy campeón olímpico de marcha Óscar Patín.

María Rosa y Toribio pasaron todo el día escuchando sobre la llegada de su hijo en una radio a todo volumen. Cerca de las 16:00 arribó a Guaranda y su madre comenzó a moverse por la cocina y toda la casa. Quería que nada le faltara.

La mujer le hablaba a su hija en kichwa porque no pronuncia el castellano. María Juana recuerda que el día que su hermano se ubicó en el primer lugar de los 5.000 metros marcha, se enteraron de la noticia en la radio y después lo vieron en la televisión, por lo que todos se abrazaron y lloraron de alegría.

“Mi mamá oró toda la semana por mi ñaño. Desde muy pequeño le gustó el deporte, salía a trotar por el páramo todas las mañanas. Fue muy duro llegar a donde está”, dijo la ‘ñaña’.

Ya para las 17:00, la pequeña casa del campeón comenzó a llenarse de personas. Primero llegaron las hermanas, tías, cuñados y primos a la minga para terminar de cocinar. María Rosa quería recibir con sopa de pollo y cuy asado a su hijo. Es la comida preferida.

Se delegaron 10 personas para la cocina. La tía Aída Patín mencionó que los vecinos, familiares y las organizaci­ones indígenas donaron cinco quintales de papa, un quintal de arroz, 25 cuyes y 18 pollos para compartir con los invitados.

Finalmente, a las 19:30, el terreno quedó pequeño para albergar a decenas de personas que acompañaro­n a Óscar hasta su casa. Una banda de pueblo le abrió paso y sus padres lo esperaban en el centro, cerca de la casa. “¡Viva el campeón!”, “¡viva nuestro Óscar de oro!”, se escuchó entre la muchedumbr­e, en su mayoría indígenas.

Óscar estaba acompañado de su hermana Estela, quien pidió a la gente que le permitiera­n pasar porque quería abrazar a sus padres. Era el momento para el encuentro esperado. No hubo palabras.

María Rosa vio a su hijo y se hundió en un abrazo y lo bendijo. Óscar se sacó la medalla y se la puso. Luego abrazó a su padre y les agradeció porque siempre han estado apoyándolo. Las lágrimas contagiaro­n a todos. Ya en el pueblo de San José del Tablón la fiesta continuó toda la noche en honor al hijo medallista.

El medallista olímpico tricolor cumplió su promesa; ya está con los suyos. Le esperaba un carnaval

EL DETALLE Reconocimi­ento. Agrupacion­es indígenas y la Federación Deportiva de Bolívar aunaron esfuerzos para homenajear a su hijo.

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