Diario Expreso

La caravana migratoria se abre paso en México

Los hondureños se topan con cerco policial ❚ Migrantes temen deportacio­nes ❚ Merma el grupo por las desercione­s y los que esperan todavía en la frontera

- JENNIFER GONZÁLEZ ■ CIUDAD DE HIDALGO / AFP

“Nadie nos va a detener”, dice Aarón Juárez, de 21 años, mientras camina con dificultad por sus pies llagados. Como él, miles de migrantes hondureños marchaban ayer desde la mexicana Ciudad Hidalgo (sur) con dirección a Estados Unidos, tras haber librado la frontera con Guatemala y desafiando advertenci­as de México y Washington de no entrar a sus territorio­s.

La caravana ya recorrió 700 km desde la hondureña San Pedro Sula, de donde partieron el 13 de octubre, hasta Ciudad Hidalgo, en el sureño estado mexicano de Chiapas. Entre los migrantes se cuentan muchas mujeres con sus bebés y niños.

LA FRASE Esta no es una migración normal. Es un éxodo. Es gente no dispuesta a volver a su país. RODRIGO ABEJA, organizaci­ón Pueblos sin Fronteras

Parte de la caravana migrante, integrada al comienzo por más de 4.000 personas según los organizado­res, logró cruzar ilegalment­e el río fronterizo entre Guatemala y México y evadir la vigilancia de cientos de policías mexicanos sobre el puente internacio­nal, por donde solo se permite el paso a mujeres y niños.

“Ya nos aventamos al río y ya hicimos de todo para llegar hasta acá. No nos detienen”, cuenta Juárez, quien viaja junto a su esposa y su bebé de meses. Si llegan a EE. UU. habrán recorrido al menos 3.000 km a pie.

El grupo que avanza hacia la ciudad de Tapachula está conformado por unas 3.000 personas, debido a la merma sufrida por aquellos que decidieron esperar en la frontera para ingresar legalmente a México y los que desertaron debido al temor o al cansancio.

“En el puente casi aplastan a mi bebé y por eso cada vez tenemos más coraje y más fuerzas para llegar hasta Estados Unidos”, añade el hondureño Juárez, que trabajaba como taxista en Honduras.

El grupo, que va escoltado por policías locales y es vigilado desde un helicópter­o, se topó con un primer cerco policial de unos 100 agentes a unos 15 kilómetros de Tapachula.

Los policías ofrecieron a los migrantes ser trasladado­s a albergues para realizar su trámite de ingreso legal a México, para la cual desplazaro­n unos cinco autobuses.

“Si quieren seguir caminando, adelante (...) Lo que queremos es que lleguen seguros a los albergues”, dijo Manelich Castilla, comisionad­o nacional de la Policía federal.

El comisionad­o aseguró que no efectuaría­n detencione­s ni operativos de represión.

Sin embargo, representa­ntes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH, ombudsman) debieron interceder para que se retire el bloqueo policial del camino.

Algunos caminantes dijeron que estaban tentados de ir al albergue debido al agotamient­o y el hambre. “Estamos cansados, pero no nos vamos a subir a los camiones. Lo que tememos es que nos mientan y nos lleven a una estación migratoria o nos deporten”, dijo Marco Vásquez, de 33 años.

EL DETALLE Cálculo. Según el Gobierno mexicano, del grupo original de migrantes unos 1.500 ya optaron por regresar a Honduras.

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UESLEI MARCELINO / REUTERS Caminantes. Migrantes centroamer­icanos en una carretera hacia Tapachula, con EE. UU. como destino final.

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