Con madera de eucalipto y paja del páramo arde la leña
Al sur de Quito no pierden la costumbre, conservan la tradición de cocinar en horno de barro ❚ El trabajo en estos hornos requiere de tiempo y vigilancia
GASTRONOMÍA
María Olimpia Hidalgo falleció a los 92 años, dejando una herencia ancestral a sus hijas para que la sigan manteniendo las nuevas generaciones de la familia.
En el barrio San Rafael de Guamaní, en la Panamericana Sur, kilómetro 16 y 1/2, se encuentra la vivienda donde habita la familia Chicaiza-vargas, quienes no desean dejar la antigua tradición de utilizar el horno de leña, como lo hacían sus antepasados.
“Sería muy triste que desaparezca lo que con tanto sacrificio se ha mantenido por más de 50 años”, manifestó Marina Vargas, una apasionada en dar el sabor a los productos que ingresan al horno de barro y ladrillo.
El trabajo empieza desde la compra de la madera de eucalipto para hacer leña y sirve para poner al rojo vivo el piso y las paredes de los dos hornos.
“Mi mamacita seguramente siguió la costumbre de nuestros abuelos al tener un horno en casa, que hemos heredado para no olvidar nuestras raíces ancestrales y mantener viva la tradición de los antiguos”, expresó la señora Vargas. Eventos. De distintos sectores de la capital llegan las personas llevando sus productos para asarlos en el horno de barro.
Los exquisitos sabores que en las noches y madrugadas de los fines de semana se percibe en el ambiente ‘levanta’ el apetito de los vecinos, quienes saben que proviene del horno de la vecina Marina.
El horno de leña está construido con barro, mezclado con paja de páramo que le da mucha resistencia.
La propietaria recuerda que un morador del sector, conocido como Pedro Anacleto, era el que sabía de tradiciones antiguas y construyó el horno.
Los materiales que utilizó para la construcción de la mesa, otra parte de la estructura de las bóvedas, fueron la melaza, botellas de vidrio, cascajo, sal en grano, panela y arena que fueron cubiertos con ladrillos.
El constructor había manifestado que según su tradición, la panela servía para que no se pierda el dulce en la elaboración de pasteles y la sal para que mantenga el sabor de las diferentes carnes que ingresan al horno.
EL DETALLE