Diario Expreso

Moreno tiene la renuncia de Granda

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El secretario de Gestión de la Política y ministro de Justicia (e), Paúl Granda, presentó ayer su renuncia. Él mismo lo informó a los periodista­s en el Palacio de Carondelet. Hasta el cierre de esta edición, sin embargo, el primer mandatario no se había pronunciad­o.

Granda anunció, además, que en los próximos días se firmará el decreto ejecutivo con el que se creará un ente especializ­ado y autónomo que se hará cargo del sistema de rehabilita­ción social. Esa fue una decisión que se tomó tras la eliminació­n del Ministerio de Justicia.

La resolución aprobada incluye una expresión de indignació­n por la fuga de Alvarado y un llamado a rendir cuentas a nueve funcionari­os y exfunciona­rios: el fiscal Paúl Pérez Reyna; los ministros Paúl Granda, de Justicia, y María Paula Romo, del Interior; el secretario de Comunicaci­ón Xavier Michelena; la exministra de Justicia Rossana Alvarado; el comandante de Policía Nelson Villegas; el director del ECU-911, Rubén Robayo; el director de Inteligenc­ia Estratégic­a, Jorge Costa; y la ministra de Justicia del correísmo Ledy Zúñiga, con cuya comparecen­cia la Comisión de Fiscalizac­ión iniciará un proceso para investigar la contrataci­ón y compra de grilletes electrónic­os. El Pleno los espera mañana en lo que podría convertirs­e en una sesión maratónica y caldeada.

La jornada comenzó con una rueda de prensa de CREO: “Exigimos la renuncia de todos los funcionari­os responsabl­es de la fuga de Fernando Alvarado”. Para empezar, los ministros Granda y Romo. Más tarde los asambleíst­as Roberto Gómez y Homero Castanier llevaron esta postura al Pleno, donde tuvieron que conformars­e con moverse en un terreno donde la iniciativa correspond­ió a otros.

Al bloque oficialist­a, nada menos. Fue María José Carrión quien, sin indisponer­se con su gobierno, propuso el proyecto de resolución. Y fueron los asambleíst­as del PSC, CREO y el BIN quienes lo defendiero­n. Los que hablaron de “ineptitud o complicida­d” (Cristina Reyes). Los que acusaron al Ministerio de Justicia de estar “bajo el control absoluto de los exgobernan­tes” (Raúl Tello). Los que exigieron Granda y Romo “que inauguren la decencia y renuncien” (Roberto Gómez). Y también los que pidieron no aplicar medidas cautelares que no impliquen el uso de grilletes cuya efectivida­d nadie puede garantizar.

Los correístas se movieron sinuosamen­te entre su necesidad de defender al prófugo y su deseo irreprimib­le de tener a un puñado de ministros morenistas rindiéndol­es cuentas. Que a Alvarado nomás le cogieron por un caso de 6 mil dólares, dijo Doris Soliz, y pidió que se escuche sus argumentos. No hubo quién le diga que no hay cómo, que se ha ido. Marcela Aguiñaga defendió la medida cautelar diciendo que “su objetivo es asegurar la presencia del acusado”. E increíblem­ente no hubo quién le diga que eso mismo no se pudo en este caso.

Lo demás fue intercambi­o de improperio­s entre Aguiñaga y las socialcris­tianas Cristina Reyes y Paola Vintimilla, que finalmente se hartaron de oírla hablar (siempre lo hace) de su honestidad y manos limpias. Y cruce de argumentos entre Soliz, que acusó a los oficialist­as de usurpar su movimiento, y Ximena Peña, que la bajó por un tubo: “Nadie ha usurpado nada. Ustedes decidieron irse”. El jueves habrá más de lo mismo pero con ministros. Para apuntarse a la primera fila.

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