Casa abierta por aniversario de la fundación Madre Dolorosa
El evento conmemoró 30 años de servicio a la educación y salud infantil
El amor y cuidado de las voluntarias forman parte de los primeros recuerdos de Kerly Plúa, estudiante de la Unidad Educativa San Ignacio de Loyola, ubicada en Monte Sinaí.
“Me siento muy agradecida con la fundación Madre Dolorosa, han estado conmigo en cada paso de mi vida”, dice la joven.
El de Plúa es tan solo uno de tantos testimonios de la ardua labor realizada por el grupo de voluntariado, durante sus treinta años de vida dedicada al servicio de la educación y salud integral. Actualmente, un promedio de 898 niños y adolescentes son beneficiados a través de esta organización, con un sistema de becas que les brinda educación, útiles escolares y el desayuno.
A propósito de este aniversario, ayer en el patio de la institución los alumnos y docentes llevaron a cabo una casa abierta en la que se expusieron temas relacionados con valores, religión, tecnología y cultura, y se desarrollaron presentaciones artísticas y otras actividades.
“Son 30 años de una historia bonita de amor y solidaridad, en la que hemos podido transformar la vida de muchas personas”, dice Ana Garay de Lasso, presidenta de la fundación.