Monitoreo, el gran despelote
El sistema de brazaletes electrónicos funciona mal y parece haber sido administrado aún peor ❚ Las autoridades de Justicia evaden las preguntas
Cada vez que una autoridad del Ministerio de Justicia abre la boca para explicar el funcionamiento del sistema de monitoreo de los grilletes electrónicos el resultado es mayor confusión e incertidumbre. La presencia del ministro Paúl Granda y la exministra Rosana Alvarado en la Asamblea, la tarde del jueves, no fue la excepción: oscurecieron lo que debían aclarar. Entre las contradicciones en que incurren las versiones oficiales y las preguntas que con sospechosa insistencia dejan sin contestar, la única certeza pública es que no hay certezas.
EL DETALLE Cuentos chinos. Dos años después de comprados, 1.024 de los 4.000 brazaletes electrónicos se encuentran fuera de servicio por desperfectos.
Esta historia comienza, como la de tantas contrataciones del período correísta (radares chinos, aviones sudafricanos, helicópteros indios…), con la compra de un equipo de dudosas características técnicas. Los grilletes provistos por la China National Electronics Import & Export Corporation (CEIEC) trabajan (a diferencia de los sistemas de monitoreo que sí funcionan, como el de la flota pesquera que recordó el asambleísta César Rohón) mediante una plataforma de telefonía celular. Es decir que en un área sin cobertura son inoperantes. Le bastaba a Fernando Alvarado con salir de paseo campestre o agazaparse en un recodo de la avenida Simón Bolívar en Quito (como en efecto hizo) para desaparecer del mapa.
El contrato con la CEIEC, firmado por Ledy Zúñiga en agosto de 2016, incluía los 4 mil dispositivos, la instalación del sistema y el monitoreo, que se efectuó a través de la plataforma de Conecel (Claro). Los chinos cumplieron su parte del trato, pero no es de extrañar que lo hicieran mal. Las deficiencias técnicas fueron advertidas por Roberto Vaca, gerente técnico del proyecto, en un informe que reposa en la Comisión de Justicia de la Asamblea: que no era posible desencriptar la información, decía. Y el examen especial de la Contraloría señala problemas específicos de monitoreo: según los auditores, no había parámetros técnicos para el intercambio de información entre el Ministerio de Justicia y el ECU 911. De hecho, los grilletes reportaban una ubicación al Ministerio y otra diferente al ECU 911.
El contrato con CEIEC para el monitoreo venció el 25 de febrero de este año. Rosana Alvarado, en ese entonces ministra de Justicia, lo volvió a contratar con la misma plataforma de telefonía celular (Conecel) el 13 de abril. ¿Qué ocurrió en marzo? No hubo poder humano que le hiciera responder eso a la exministra. Los asambleístas Franklin Samaniego, primero, y Lira Villalba, después, insistieron en la pregunta. Infructuosamente. Peor aún: el nuevo contrato tenía un plazo de seis meses, es decir que venció el 13 de octubre. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? ¿Se renovó el
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