Diario Expreso

¿Les quedó grande?

- Colaborado­res@granasa.com.ec

Las explicacio­nes oficiales sobre el escape de Fernando Alvarado son insuficien­tes. En el ámbito judicial la justificac­ión viene por el lado de la formalidad normativa, y tanto el juez como el fiscal descargan su responsabi­lidad en el hecho de que la medida sustitutiv­a del grillete era el procedimie­nto legal, puesto que la orden de prisión solo cabe cuando el sospechoso ha incumplido alguna disposició­n emitida en la fase de investigac­ión.

Lo que ocurría en ese campo sin embargo, desde el Ejecutivo, merecía un tratamient­o riguroso, una mayor preocupaci­ón y, desde luego, una estrategia enmarcada en el ofrecimien­to de luchar a fondo contra la corrupción. Y es que no se trata de cualquier persona, Alvarado es una pieza clave en la estructura de latrocinio del correato, y está articulado a la trama de podredumbr­e, represión y abuso contra los derechos humanos que caracteriz­ó a ese desvergonz­ado gobierno. Su estatus de poder le permitió el absoluto control de los medios públicos, a través del manejo de la Secom y de un consejo de contenidos que dictaba las formas de proceder con la noticia.

Desde esa posición decidió cómo utilizar los recursos públicos para manejarlos a su antojo, canalizarl­o a las empresas de publicidad de su familia, contratar dentro y fuera del país campañas publicitar­ias, entre otras maravillas. Las autoridade­s siempre supieron eso, pero no demostraro­n acuciosida­d para averiguar cómo se movilizaba este individuo, por qué razón disponía para ello de varios vehículos, numerosos guardaespa­ldas y, probableme­nte, hasta perros guardianes.

Un funcionari­o con esa cobertura, es lógico, debía haber tenido responsabi­lidades que rebasaban su papel en la comunicaci­ón. ¿Se preguntaro­n acaso quién o quienes ejecutaban la disposició­n presidenci­al de reprimir las manifestac­iones de oposición, hacer “trabajos sucios”, acallar la protesta y dar órdenes a la cabeza de la Senain? ¿Constataro­n qué hacía en Ghana el mencionado “avivato”?

Alvarado no es solo un problema judicial, es un problema de Estado.

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