Guayaquil está llena de consulados honorarios
De 50 delegaciones diplomáticas existentes, solo siete atienden con todos los servicios ❚ El resto no está autorizada para expedir visas ni pasaportes
Hasta el 2015, Grecia mantuvo una puerta abierta para todo aquel ciudadano del país europeo que arribó a Guayaquil. Un nexo que se cerró cuando falleció la persona que asumía las funciones de cónsul honorario.
En la página web de la embajada de este país en Quito, en el ítem de Cónsul en Guayaquil, se ha colocado: Por designar. ¿Cuándo? Una persona que atendió de manera extraoficial esta inquietud le respondió a EXPRESO: Cuando alguien crea conveniente representarnos.
“No es fácil encontrar que alguien asuma esas funciones”, dice Carlos Núñez Calderón de la Barca, quien durante 20 años representó a su país en esta ciudad. “Debe tener tiempo para dedicarse a resolver una serie de asuntos. Además, debe ser solvente, porque a su cuenta corren los gastos en un cargo que es ad honorem”.
Precisamente, en esta categoría cumplen funciones 43 de los 50 cónsules que representan en Guayaquil.
Solo siete son consulados que se conocen como de carrera. Es decir, a cargo de diplomáticos enviados de manera oficial por el gobierno del país que representan.
Pero, ¿cuál es la diferencia entre un cónsul de carrera con uno nombrado de manera honoraria? En el caso del segundo, este no tiene “la capacidad de emitir visados, renovar pasaportes, legalizar documentos o traducciones”, dice Xavier Velásquez Abad, un guayaquileño que por 20 años representó al Reino Unido como su vicecónsul honorario.
De lo que no está exento es en mantener vigente la imagen del país que representa. “En el caso de que un ciudadano de esta nación sufra un percance, el cónsul honorario deberá acudir a su ayuda. Si cae detenido, debe acercarse a la cárcel para brindarle la ayuda necesaria”, dice Velásquez.
Algo similar opina Núñez Calderón de la Barca, quien considera que mientras se desempeñó en esas funciones, hasta podía firmar ciertos documentos, por el nivel de confianza que había logrado con México. “No solo porque soy mexicano, sino por las prestancias que ya había logrado en Guayaquil”, agrega el historiador y empresario.
Es candidato a ocupar estas funciones ciudadanos nacidos en el país que representan o extranjeros con disposición para actuar a favor de los intereses del Estado que lo elige y de sus nacionales.
EL DETALLE Los honorarios. Deben actuar por el fomento de las relaciones, la cooperación económica, cultural y científico entre países. LOS DE CARRERA DATOS
Ingreso de argentinos En el 2017 Ecuador recibió a 39.682 argentinos. El 49% demandó consumo en el área cultural -patrimonio histórico, etnográfico...(sierra). El 50 % restante se relacionó con el turismo de playa, sol y aventura. En este caso, con arribos a Guayaquil. En la lista de viajeros con mayor presencia están los estadounidenses (200 mil), colombianos (300 mil), mexicanos, chilenos, brasileños, británicos, franceses, entre otros.
Deben “mantener ciertos vínculos con el país al que representan y que acrediten poseer las condiciones económicas y de idoneidad adecuadas para desempeñar honrosamente las funciones que se le asignen”, dicen los decretos de la Convención de Viena de 1963, donde se detallan las funciones de estas representaciones diplomáticas.
Acerca del porqué en Guayaquil son más los consulados honorarios que los de carrera, no necesariamente esto responde a un tema local, considera Holbach Muñetón Zaporta, presidente de la Cámara de Turismo del Guayas.
“Cada país debe considerar que existe una necesidad. Como por ejemplo, más locales que piden visados para viajar al país que revisa la opción de un consulado o ciudadanos que están residiendo o trasladándose a esta ciudad”, agrega Muñetón, quien también preside la Federación Nacional de Cámaras Provinciales de Turismo.
También prima el tema económico. Precisamente, es por esto que uno de los consulados históricos de Guayaquil, que mantenía un cónsul de carrera, como el de Argentina, está a punto de cerrar sus puertas.
“Es por un tema de presupuesto”, dice Ricardo Koening, un empresario argentino que reside hace 46 años en esta ciudad. Hasta hace poco México mantuvo a un cónsul honorario, pero por intereses personales dejó el cargo.
Alguna vez delegó a uno de sus diplomáticos de carrera para que se traslade a Guayaquil a asumir estas funciones. Pero esto duró cinco años.