Un trabajo en equipo
floresj@granasa.com.ec os tenistas son la cara más visibles de un torneo de tenis, su ubicación en el ranking mundial suele ser el atractivo más importante; sin embargo, detrás de un torneo que entrega $ 50.000 en premios con el Challenger de Guayaquil existe un grupo humano entre pasabolas, cancheros y jueces que, sin tener puestos ATP o empuñar una raqueta, tienen igual o mayor preponderancia.
Para esta, la edición 14 del torneo de tenis más importante del año, cuyo cuadro principal inició ayer en las canchas de arcilla del Anexo al Guayaquil Tenis Club de Samborondón, se mueven tras bambalinas 24 pasabolas, 24 jueces de línea y seis jueces de silla, así como ocho cancheros; eso sin contar la labor mancomunada de casi un centenar de trabajadores del club que en estos días ven duplicadas sus actividades por el movimiento que generan albergar a 32 tenistas de una docena de países.
La jornada inicia desde antes
LGUAYAQUIL de que los jugadores lleguen al club y termina después de que todos se van. En el caso de los pasabolas, al más puro estilo del tenis, tuvieron su ‘qualy’ o etapa de clasificación un mes antes de iniciar el torneo. Joselo Rodríguez, coordinador de logística del Challenger 2018, comenta que entraron como aspirantes 50 chicos, pero solo fueron escogidos 24 (de entre 17 y 20 años) quienes se turnan en número de 6 para cada partido. Ellos son asistentes de los tenistas, les proporcionan bebidas, toallas o alimentos; cuando sale la bola deben regresarla al juego o ayudan a los jueces cuando necesitan algo de la mesa de control principal.
“La selección fue rigurosa. De ellos se requiere mucha resistencia y concentración, ya que un partido puede durar de tres a cuatro horas, por lo que cada 45 minutos los chicos son alternados con otros para hidratarse. De ellos depende la continuidad del juego, hasta la desconcentración al jugador”, dijo Rodríguez.
Luis Adrián Morejón, uno de los organizadores del Challenger, destacó el aprendizaje de todo el personal a través de los 14 años que lleva el torneo. Justo de eso se hizo referencia Rodríguez, quien aseguró que año a año los supervisores ATP dejan comentarios para mejoras y son acogidos puntualmente. “El año pasado hubo 22 pasabolas, este hay 24”, acotó.
En el caso de los jueces, ellos tienen una preparación exhaustiva en cuanto a reglas de juego, mientras que los cancheros son los del club, quienes son instruidos y tienen basta experiencia en diferentes torneos... todos para poner en escena el mejor espectáculo.