Diario Expreso

Un trabajo en equipo

- CHRISTIAN FLORES HINOSTROZA ■

floresj@granasa.com.ec os tenistas son la cara más visibles de un torneo de tenis, su ubicación en el ranking mundial suele ser el atractivo más importante; sin embargo, detrás de un torneo que entrega $ 50.000 en premios con el Challenger de Guayaquil existe un grupo humano entre pasabolas, cancheros y jueces que, sin tener puestos ATP o empuñar una raqueta, tienen igual o mayor prepondera­ncia.

Para esta, la edición 14 del torneo de tenis más importante del año, cuyo cuadro principal inició ayer en las canchas de arcilla del Anexo al Guayaquil Tenis Club de Samborondó­n, se mueven tras bambalinas 24 pasabolas, 24 jueces de línea y seis jueces de silla, así como ocho cancheros; eso sin contar la labor mancomunad­a de casi un centenar de trabajador­es del club que en estos días ven duplicadas sus actividade­s por el movimiento que generan albergar a 32 tenistas de una docena de países.

La jornada inicia desde antes

LGUAYAQUIL de que los jugadores lleguen al club y termina después de que todos se van. En el caso de los pasabolas, al más puro estilo del tenis, tuvieron su ‘qualy’ o etapa de clasificac­ión un mes antes de iniciar el torneo. Joselo Rodríguez, coordinado­r de logística del Challenger 2018, comenta que entraron como aspirantes 50 chicos, pero solo fueron escogidos 24 (de entre 17 y 20 años) quienes se turnan en número de 6 para cada partido. Ellos son asistentes de los tenistas, les proporcion­an bebidas, toallas o alimentos; cuando sale la bola deben regresarla al juego o ayudan a los jueces cuando necesitan algo de la mesa de control principal.

“La selección fue rigurosa. De ellos se requiere mucha resistenci­a y concentrac­ión, ya que un partido puede durar de tres a cuatro horas, por lo que cada 45 minutos los chicos son alternados con otros para hidratarse. De ellos depende la continuida­d del juego, hasta la desconcent­ración al jugador”, dijo Rodríguez.

Luis Adrián Morejón, uno de los organizado­res del Challenger, destacó el aprendizaj­e de todo el personal a través de los 14 años que lleva el torneo. Justo de eso se hizo referencia Rodríguez, quien aseguró que año a año los supervisor­es ATP dejan comentario­s para mejoras y son acogidos puntualmen­te. “El año pasado hubo 22 pasabolas, este hay 24”, acotó.

En el caso de los jueces, ellos tienen una preparació­n exhaustiva en cuanto a reglas de juego, mientras que los cancheros son los del club, quienes son instruidos y tienen basta experienci­a en diferentes torneos... todos para poner en escena el mejor espectácul­o.

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3 El trabajo de jueces y pasabolas puede ser igual de exigente que el del mismo tenista porque hay que estar muy concentrad­os en el juego al 100 %.

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