Los fantasmas de Guayaquil
No hay ciudad sin historias de ánimas ❚ Un recorrido por las creencias urbanas de lo paranormal ❚ Desde una esquina cualquiera hasta casas antiguas son escenarios habitados por estos entes
EL DETALLE Un compilado en la web. Rodolfo Pérez Pimentel reúne 92 relatos sobre fantasmas del país en el sitio: www.librodemisterio.com LAS FRASES
Guayaquil no se escapa a la sentencia de que toda ciudad está también poblada por seres paranormales. Puede que detrás de alguna esquina oscura y estrecha o trashumando inmuebles antiguos, estos entes aparezcan y desaparezcan como por arte de una pesadilla.
Suelen habitar en estos sitios desde tiempos inmemoriales. No todos aceptan su existencia, pero también están los que aseguran hasta el cansancio haberlos visto, conversado y hasta convivir con ellos o laborar en sitios plagados de estos personajes traslúcidos.
Ese es el caso de aquellos fantasmas -cuatro- que van y vienen por los pasillos y áreas de oficinas de una antigua casona, ocupada actualmente por una entidad gubernamental en Las Peñas. No son muertos recientes. Puede que de la época de la Colonia, de cuando Francisco de Olmos levantó las primeras casas en las faldas de lo que entonces se conocía como Cerrito Verde.
“Varias veces los he escuchado. En más de una oportunidad me sacaron corriendo de este edificio”, dice Wilman Cedeño Bravo, uno de los trabajadores de esta entidad, quien habitó en los últimos 20 años en varias de las 37 casas, casi todas edificadas a principios del siglo XX, réplicas románticas de las edificaciones que fueron devoradas por el gran incendio de 1896. “Cuando los he visto, llevan ropa a la usanza antigua. Hay hasta dos niños”.
¿Realidad o simple imaginación? Ángela Arboleda, una reconocida cuentista de la ciudad, los ubica como parte del folclor urbano oral. “Los padres y maestros usaban estas historias de aparecidos para asustar, para que los niños no salgan a jugar hasta tarde”.
Wilman Ordóñez, folclorista, escritor e historiador, alega que “la idea o noción de fantasmas en el imaginario colectivo de Guayaquil inicia en las viejas leyendas y mitos antes y durante la Colonia.
“Nuestros nativos chonoshuancavilcas hicieron circular de boca en boca relatos fabulados que daban cuenta de cómo era el concepto y comprensión de lo dual de muerte y miedo”.
Entre los primeros fantasmas que asustaban a los guayaquileños aparecían los Almagro, los Orellana (el tuerto) y el descabezado del estero, así denominaban a Benalcázar, recuerda Ordóñez.
Por su parte, Gabriel Paredes Villegas, un cronista urbano, considera que los mitos de fantasmas y aparecidos son propios de los pueblos. “No entendería si alguna ciudad no es capaz de exteriorizar sus miedos por medio de este tipo de historias”.
Por su parte, este historiador ubica fantasmas más actuales,