Diario Expreso

E-mail: jorgedelga­doguzman31@gmail.com Lucho, el del corazón y los pies grandes

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Sabíamos que se llamaba Lucho y que vivía a una cuadra de nuestro barrio de Padre Aguirre y Rocafuerte. Su mamá trabajaba en una lavandería.

Vestía modesto pero limpio y su gran caracterís­tica era que no usaba zapatos. Tenía pies grandes y los dedos gordos eran realmente gigantes. Se paraba arrimado a un estante a vernos jugar en nuestra cancha de césped que consistía en polvo y piedra chispa. Un día faltó alguien del equipo, le preguntamo­s si quería jugar y antes de terminar la frase ya estaba ubicado en la cancha. Lo hacía bastante bien y sus grandes pies lo ayudaban a dominar la pelota de trapo.

Para ayudarlo, pues no estudiaba, Nico, Abogallo y el Muerto le mandaron a construir una plataforma para limpiar zapatos. Pilón se consiguió una silla a escondidas de su mamá, la cual parecía un trono por lo cómoda. Lucho preparaba sus tintas y con lo que ganaba compraba el betún Griffin de esa época. Al mediodía se instalaba, pero ya a las 17:00 cerraba su ‘oficina’ y pasaba a jugar con la pelota de trapo.

Con el equipo del Independie­nte jugaba en la cancha de La Atarazana. El maestro Gómez, zapatero del barrio, hizo un gran trabajo para que le entraran los pies en los zapatos de pupos y consiguió hacerles un desfogue a los dedos gordos.

Jugaba bastante bien y logró ayudar en muchos triunfos. Eso sin contar que si llegaba la hora de los ‘puñetes’, también lo hacía bien. Finalmente la vida nos fue separando. Al entrar a las etapas de universida­d y trabajo, perdimos de vista a Lucho. Él también escogió una profesión que no era la adecuada. Se hizo ‘carterista’ y ‘punguero’; su habilidad para escamotear billeteras en los buses lo hizo famoso y lo apodaron Mano de Seda. Como no podía ser de otra manera, en algún momento lo detuvieron, recluyéndo­lo en la cárcel de Julián Coronel y Córdova.

Abogallo y el Muerto hicieron lo posible por liberarlo, pero había herido a una persona durante los robos y eso fue un agravante. Tiempo después supimos que lo habían asesinado durante un partido entre reclusos. León, Nico, Abogallo y el Muerto se hicieron cargo de su entierro... Su único equipaje era un par de zapatos viejos de fútbol, los cuales tenían una adaptación para que los dedos gordos pudieran respirar. Fue sepultado en la ladera del cerro que miraba a la cancha de La Atarazana. Allí podría seguir contemplan­do a quienes siempre fueron su gran compañía y amigos, a pesar de que para él eran “los niños del barrio”.

 ??  ?? Caricatura. Lucho disfrutaba de los partidos con pelota de trapo en la barriada de las calles Rocafuerte y Padre Aguirre.
Caricatura. Lucho disfrutaba de los partidos con pelota de trapo en la barriada de las calles Rocafuerte y Padre Aguirre.

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