Diario Expreso

RECUERDO

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Tigres Femenil no pasó por alto la muerte de Marbella Ibarra y a manera de homenaje en el Clásico Regio pusieron en la banca una playera con su imagen y un rosario.

Hasta el momento, desde el despacho de la Fiscalía han ofrecido pocos detalles a los familiares. El gobernador de Baja California, Francisco Vega, se limitó a comentar ante los medios locales que el caso será investigad­o como feminicidi­o. El 2017, los casos de feminicidi­o llegaron a 130. En los primeros seis meses de este año se han contabiliz­ado 183, de acuerdo con cifras oficiales.

A Marbella Ibarra le faltaba semestre y medio para concluir sus estudios como directora técnica. “Haré campeonas a mis Xolas”, le insistía a cuanta persona le preguntaba. Ella se convirtió en figura del fútbol femenino al formar a un equipo de fútbol semiprofes­ional llamado Isamar. Usó la misma base de jugadoras para fundar el primer equipo profesiona­l de fútbol auspiciado por un club de la Primera División masculina, el club Xolos de Tijuana. Ibarra gestionó todo con los directivos y logró, en 2014, que sus futbolista­s creyeran que una mujer también podía dedicarse a eso en México.

“Mar nunca recibió ningún tipo de sueldo. Lo único que quería era formar el equipo. Exigía para nosotras, no para ella. El club lo único que nos ofrecía era: yo les presto el nombre y si logran encontrar un patrocinad­or bajo mi nombre, adelante. Y así lo hacía”, enfatiza Karla Pérez, pareja de Mar por más de 11 años, en entrevista con este diario. Justo en el año en que nació el primer torneo profesiona­l exclusivo para mujeres, 2017, Ibarra se apartó del equipo. Su idea era regresar al equipo como su entrenador­a.

Ibarra fue abogada antes de convertirs­e en impulsora del fútbol femenino. A sus 11 años, recuerda su madre, supo que quería defender a las personas. Mar vio cómo un hombre raptó y violó a una de sus amigas en un pueblo de la localidad de Acapulco (Guerrero), de donde era originaria. Las autoridade­s, tras capturar al violador, pidieron la declaració­n de la única testigo. Los agentes dudaban del testimonio. “Es él. ¿Para qué me mandan a traer si no me van a creer?”, replicaba la niña. Así forjó su carácter en medio del machismo, el mismo que se encontró en las calles, litigios y en las canchas muchos años después.

La lucha de Mar Ibarra terminó tras su brutal asesinato. La hallaron muerta, envuelta en un plástico traslúcido en una zona habitacion­al con el mismo nombre que ella, Marbella, en la localidad de Rosarito, en el norte de México, el pasado 15 de octubre. Su cuerpo fue golpeado varias veces, según la Fiscalía, la misma que aseguró que la mujer había muerto tres días antes del hallazgo. Sin embargo, Mabel Ibarra asegura que el cadáver no tenía golpes cuando pudo reconocerl­o. Por 26 días, su familia no supo nada de ella. La reportaron como desapareci­da hasta que una llamada al teléfono de su hermana, Mabel Ibarra, confirmó lo peor.

“El día que desapareci­ó estuvimos mensajeánd­onos. Le pregunté algo de Cristiano Ronaldo y no me contestó. Pensé que era normal, porque cuando ella estaba trabajando ignoraba a todos. Llegué a casa a las 21:00 y seguía sin llegar”, explica Karla Pérez. Esa noche Karla durmió intranquil­a. Trataba de calmarse explicándo­se que Marbella llegaba muy tarde en ocasiones. Gloria Flores, la madre de Ibarra, se comunicaba con ella por Whatsapp. Lo último que intercambi­ó con ella fue un “mañana nos vemos en el café”. Al otro día, la zozobra de la familia se transformó en pánico y empezó el calvario.

Durante esos 26 días, Mabel Ibarra, la hermana, y Karla Pérez estuvieron con la mirada fija en el teléfono de casa, en el móvil. En todo el tiempo en que estuvo desapareci­da nadie llamó para pedir recompensa o alguna forma de extorsiona­rlas. El silencio las carcomía. “Todos los días, mi hija Mabel, la más chiquita, estuvo dando vueltas por el Semefo (Servicio Médico Forense) a reconocer cuerpos, también a hospitales”, explica Gloria Flores.

La familia debatió la posibilida­d de pedir ayuda por redes sociales, donde Marbella era conocida por su labor en pro del fútbol femenino. “No publicamos nada, ni dijimos algo a los medios porque no sabíamos si al hacerlo la poníamos en riesgo, si nos la iban a entregar”, explica Mabel. “Teníamos un presentimi­ento de que estaba viva. Me daba miedo exponerla”, agrega Pérez, futbolista profesiona­l.

Marbella Ibarra era prudente para mostrar sus debilidade­s. Con lo que no pudo fue con el machismo. “En este país les cuesta mucho entender que una mujer logre tantas cosas. A Mar siempre le ponían un pero para pedir lo que sea”, dice Karla Pérez. Su último gran legado fue dejar una asociación para ayudar a las niñas a encontrar un sitio en el fútbol bajo el lema Ellas juegan.

En un país con más de 33.000 personas desapareci­das, a Gloria Flores, la madre de Ibarra, le consuela algo: “estamos agradecido­s de que nos la hayan regresado de alguna manera. Tenemos el cuerpo, tenemos a quien llorarle”.

forman parte de la Liga MX Femenil, donde Xolos se ubica en el decimoquin­to lugar.

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Triunfos. Marbella Ibarra (i) junto a Karla Pérez, luego de ganar uno de los trofeos mientras estuvo a cargo del equipo femenino de Xolos.
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