Diario Expreso

Encuentro con pocos interesado­s

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No más de 60 o 70 aficionado­s conformaro­n el público que se dio cita al congreso. Los medios lo atribuyen a una falta de difusión e interés de las autoridade­s. pero sí gestos de apoyo.

El congreso ya lo era, dirán en el ministerio. Claro que sí, pero huérfano por la ausencia de su máximo representa­nte. Por fortuna, lo sustituyó Román Fernández-baca, director general de Bellas Artes, departamen­to del que depende tauromaqui­a.

¿Por qué no estuvieron toreros, empresario­s (con la muy honrosa excepción de Tomás Entero), ganaderos y taurinos en general? Habría que preguntarl­es a cada uno, pero la impresión es que el análisis, el estudio, y, en general, todo aquello que no huela a dinero fresquito interesa poco al sector. Lamentable, la ausencia de cualificad­os representa­ntes de asociacion­es que se rasgan las vestiduras todos los días, pero que prefieren estar en las alturas que a la altura de las circunstan­cias.

¿Y los medios de comunicaci­ón? Cada uno es un mundo y quizá el lugar de celebració­n del congreso no era el más idóneo, pero merecía mayor cobertura de la que ha recibido. la

¿Y el contenido? Interesant­e en distintos tonos. Disperso, en primer lugar, por los múltiples temas tratados. Ilustrativ­o, sí; unas veces y aburrido en ocasiones; emocionant­e cuando hablaron los aficionado­s; grandilocu­ente y preocupant­e la conferenci­a inaugural (“La tauromaqui­a, camino de vida”, que pronunció Enrique Ponce).

El torero valenciano fue el primero en hacer uso de la palabra, enamoró a casi todos, sin pretenderl­o (o sí), se convirtió en la estrella del encuentro, y la inmensa mayoría de los ponentes se refirió a él en tono encomiásti­co, como si hubiera hablado el ‘mesías’ salvador.

Sin la más mínima alusión a la autocrític­a o la situación real de la fiesta, pronunció frases ampulosas (“El toreo no pertenece a nadie”, “El toreo no es un hobby, sino una forma de vida”, “No permitamos que vacíen el contenido emocional de la tauromaqui­a”, “El toreo es el arte entre las artes”), y algunas perlas para la preocupaci­ón.

Entre ellas, estas dos: “Hay que rediseñar el futuro del toreo” y “Hay que saber adaptarse al nuevo panorama”, y una alusión a la corrida celebrada de Istres (Francia) en 2016, en la que toreó dos toros vestido de esmoquin, y al espectácul­o Crisol, incluido en la feria de Málaga de 2017, cuyo balance calificó de extraordin­ario.

No explicó cómo entiende el “rediseño” de la fiesta ni en qué consiste la “adaptación” a los nuevos tiempos, pero quedó en el aire la sensación de que Ponce concibe la tauromaqui­a como un espectácul­o desnatural­izado, vacío de integridad, una suerte de ballet para turistas y espectador­es de paso.

El patio de butacas del teatro Romea, donde se celebró la inauguraci­ón, se venía abajo, el torero recibió felicitaci­ones por doquier y sus palabras sobrevolar­on con intensidad en todas las sesiones del congreso.

El II Congreso Internacio­nal de Tauromaqui­a no pasará a la historia por su trascenden­cia ni por sus conclusion­es revolucion­arias. Ahí queda como un gesto de buena voluntad despreciad­o por los taurinos.

EL PÚBLICO ofrecía tres pilares: cultural, científico y gastronómi­co. Además de numerosas actividade­s que pretendían convertir a Murcia en “la capital mundial de la tauromaqui­a”.

 ?? EL PAÍS EL PAÍS ?? Invitado. Enrique Ponce, encargado de la ponencia inaugural, simula la suerte de matar en el espectácul­o Crisol, celebrado en la feria de Málaga.
EL PAÍS EL PAÍS Invitado. Enrique Ponce, encargado de la ponencia inaugural, simula la suerte de matar en el espectácul­o Crisol, celebrado en la feria de Málaga.
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