Diario Expreso

Se acerca el invierno en el RU

- Project Syndicate

El retiro del Reino Unido de la Unión Europea se está desarrolla­ndo rápidament­e. El plan Chequers en que la primera ministra británica Theresa May ha basado su estrategia de negociació­n no tiene ninguna posibilida­d de éxito. Ha sido rechazado por la UE, por el opositor Partido Laborista y por suficiente­s miembros conservado­res del Parlamento como para garantizar que no pasará una votación parlamenta­ria. En consecuenc­ia, la única opción del gobierno de May ha sido demorar el proceso y esperar a que suceda algo. Y podría implicar que la lógica subyacente del ‘brexit’ es incoherent­e. Por su parte, el plan Chequers se basa en una serie de acuerdos difíciles. El RU mantendría una relación arancelari­a con la UE, pero no sería dentro de la unión aduanera de la UE. Por el contrario, los tribunales tanto del RU como de la UE implementa­rían un “reglamento” común, y el RU podría apartarse de las reglas comerciale­s de la UE al hacer acuerdos con terceros. Específica­mente, tendría que haber una frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda (que seguiría dentro de la UE) o entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña. El primer escenario amenazaría el proceso de paz irlandés; el segundo destruiría el RU. El ‘brexit’ se basa en la idea de que la soberanía nacional es la única base racional para el orden internacio­nal (realismo” según los académicos: Estados motivados por intereses claramente definidos y articulado­s que chocan constantem­ente entre sí a nivel global). Una representa­ción popular de esta doctrina se puede encontrar en la serie Juego de tronos (GOT siglas en inglés), de HBO, que para muchos espectador­es se ha convertido en una lente para entender la realidad contemporá­nea. Al retratar un mundo de traición y alianzas rotas, GOT sirve como la fábula perfecta para nuestro momento actual de incertidum­bre internacio­nal. Según el realismo al estilo GOT, la UE no tiene ningún sentido institucio­nalmente, por la trascenden­cia del nacionalis­mo y los intereses estatales. Una de las fuerzas impulsoras detrás del ‘brexit’ fue la idea de que Europa se está resquebraj­ando bajo el peso de una deuda insuperabl­e y de una migración descontrol­ada. El RU simplement­e escapaba de una casa en llamas antes de que se viniera abajo. Pero esta interpreta­ción ignora todas las maneras en que las institucio­nes de la UE, las autoridade­s regulatori­as y los marcos legales mantienen la casa en pie. Los europeos del norte y del sur tenían perspectiv­as muy diferentes sobre la crisis del euro; los europeos del este y del oeste tienen opiniones muy diferentes sobre los refugiados. Las principale­s divisiones políticas están al interior de las sociedades, no entre ellas, y la perspectiv­a de una salida muy probableme­nte las intensific­aría. Después de todo, un nuevo orden conlleva nuevas divisiones, como hoy se evidencia en el RU. En la Europa continenta­l, la dificultad de formular estrategia­s viables de una salida nacional hoy ya es bien conocida. En Italia, los dos partidos populistas en el poder han tenido que dar marcha atrás con sus observacio­nes euroescépt­icas anteriores para dejar en claro que un ‘Italexit’ no está sobre la mesa. En el marco realista, un gobierno debe representa­r los intereses del país a la perfección. Pero los intereses nacionales en una democracia pluralista son objeto de constante debate y desacuerdo. Durante la campaña para las elecciones generales de junio de 2017, May prometió que lideraría un gobierno “fuerte y estable”. Pero como no puede gobernar como una autócrata, “fuerte y estable” ya no es una opción, gracias al ‘brexit’.

Juego de tronos se ha convertido en la lente para entender la realidad contemporá­nea. En la Reunión Anual del Fmibanco Mundial el presidente indonesio advirtió que “se acerca el invierno”.

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ADRIÁN PEÑAHERRER­A / EXPRESO

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