Los privilegios para Glas se mantienen en el hospital
Trasladado a Quito, tiene seguridad y un equipo médico especializado
El examen médico desmiente la alarma correísta. El exvicepresidente Jorge Glas, sentenciado a seis años por corrupción en el caso Odebrecht y detenido en la cárcel de Latacunga, está estable a pesar de la huelga de hambre que mantuvo por 17 días.
Él tiene privilegios aun internado en el hospital Carlos Andrade Marín, en Quito. Glas ingresó a esa casa de salud ayer a la 01:30, por una descompensación. En cuatro minutos Édison Ramos, director técnico médico encargado, contó que llegó despierto, consciente, orientado, sin ningún signo de deterioro neurológico mental, sin signos de focalidad, estable en sus signos vitales y parcialmente hidratado.
Con la administración de líquidos intravenosos se corrigió la parcial deshidratación. Antes del mediodía recibió valoración nutricional para determinar su situación e iniciar la alimentación.
Aunque sus coidearios se habían mostrado alarmados por el deterioro de su salud, Ramos aseguró que los exámenes “nos permiten estar tranquilos: tanto su biometría como su química sanguínea se encuentran dentro de parámetros normales. No tenemos ningún dato que nos llame la atención”.
La presión arterial y latidos del corazón también están dentro de los rangos establecidos para un paciente en las condiciones de Glas, que con la huelga pretendía conseguir su regreso a la cárcel 4, ubicada en la capital.
Aunque Ramos insistió en que Glas es un paciente más, reconoció que en el transcurso del día tendrá la asistencia permanente de un médico especialista. Ratificó que el hospital “garantiza la atención médica con los profesionales, los exámenes que sean necesarios, la medicación. El tratamiento lo definirá el cuerpo de especialistas”.
En el Carlos Andrade Marín también se reforzó la seguridad. Al menos dos patrulleros, una moto y un vehículo de vigilancia se instalaron al interior y exterior del edificio
Desde su detención, Glas ha gozado de ventajas. En la cárcel 4 incluso llegó a dar entrevistas. En Latacunga, como contó ayer EXPRESO, tuvo atención médica especializada, agua embotellada, seguridad personal e incluso acceso a Internet para sus estudios.
Las explicaciones no convencen a los coidearios de Glas. Ayer el excanciller Ricardo Patiño dijo que han enviado comunicaciones a organismos internacionales, a la Cruz Roja y a la Conferencia Episcopal para que formen una comisión para que hable con el presidente Lenín Moreno. Buscan el arresto domiciliario o su retorno a la cárcel 4 porque dicen que su traslado a Latacunga fue ilegal.