Destituciones entraron en la agenda, pero sin votos seguros
La Asamblea necesitaba 91 votos favorables para aprobar las resoluciones ❚ Espín, legisladora correísta, reapareció en el pleno ❚ Vallejo no estuvo en la sesión
El misterio eran los votos. Ayer, la Asamblea se instaló en una sesión en la que nadie se atrevía a garantizar que hubiesen los votos suficientes para destituir a las legisladoras Sofía Espín (correísta) y Norma Vallejo (oficialista). Ellas estaban acusadas por incumplimiento de funciones y por gestionar cargos públicos, respectivamente.
Tal vez por esa confianza, Espín reapareció en el pleno del Legislativo. Esta semana ella salió del país, según dijo, para atender una invitación que le extendió el Parlamento boliviano. La Asamblea se apresuró a aclarar que ese viaje no respondía a una delegación oficial: por eso existía el temor de que el caso quedara en suspenso. Pero Espín llegó.
Vallejo, en cambio, no estuvo en la sesión, al menos, hasta el cierre de esta edición.
EL DETALLE Diezmos. La Asamblea no tiene intención de investigar casa adentro las denuncias por cobros a los asesores legislativos. La norma no lo permite. LOS CASOS
El primer escollo que tuvieron que superar en la sesión fue decidir con cuántos votos se debían tomar las resoluciones de destitución. Ese es un vacío que tiene la ley de la Función Legislativa. Al final se impuso la tesis de quienes pedían que fuera una decisión de la “mayoría calificada”: 91 votos.
Fernando Flores, del movimiento CREO, fue el encargado de plantear la moción. Hubo 87 votos a favor, entre ellos los de la bancada correísta que festejó la decisión con aplausos.
Viviana Bonilla, vicepresidenta de la Asamblea, era uno de los legisladores que apoyaban esa postura. “Si para destituir a un ministro de Estado se requieren 91 votos, con mayor razón para un asambleísta que es electo en las urnas”, argumentó. En la misma línea estaban Esteban Bernal, de CREO, o Luis Fernando Torres, del PSC.
El problema es que alcanzar ese número para destituir a Espín y Vallejo se presentaba como una tarea cuesta arriba. Y aunque la oposición hacía sumas y restas para intentar alcanzar los votos, la duda que quedaba en el ambiente era el comportamiento que tendrían correístas y morenistas para intentar salvar a sus militantes.
Al cierre de esta edición, la secretaria del Legislativo leía el informe elaborado por una Comisión Tripartita que recomendaba la destitución de Sofía Espín, por haber visitado en la cárcel a Diana Falcón, una de las testigos del caso abierto por el secuestro de Fernando Balda.