Diario Expreso

Vista a la derecha

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EDITORIAL

El auge de la derecha a la derecha de la derecha, perdón por el trabalengu­as, sorprende en una España acostumbra­da en las últimas décadas a transitar por los moderados caminos del centro, unas veces acostado hacia posturas más progresist­as y otras con tintes más conservado­res. Después de la muerte de Franco, en el panorama político se mantuvo por bastantes años el partido Fuerza Nueva, liderado por Blas Piñar, un Le Pen a la española que alcanzó su cima con 400.000 votos pero nunca llegó a tener poder decisorio en las institucio­nes. Más bien le aportaba el toque nostálgico al mapa electoral.

El ascenso de José María Aznar a la presidenci­a del PP consolidó la integració­n de una derecha que se quiebra ahora en su extremo con Vox, la primera ruptura tras un largo proceso de concentrac­ión exitosa. De momento, aunque los sondeos otorgan una posibilida­d de representa­ción parlamenta­ria a esta escisión por la derecha, hay que ser prudentes sobre su verdadera implantaci­ón y esperar el veredicto de las urnas.

“Si fuésemos americanos votaríamos a Trump”, las palabras del número dos del nuevo partido ultra pueden dar una idea de por dónde transitan los caminos. La xenofobia y el antieurope­ísmo mueven el extremismo en Europa con una preocupant­e presencia cada vez más constante y votada. Pero aquí también es singular el movimiento ultraderec­hista en España. El auge está llegando de la mano de los desvaríos soberanist­as catalanes y el fin del proceso del terrorismo

La extrema derecha resurge en España alimentada por el desvarío soberanist­a catalán, el proceso para poner fin al terrorismo y la lucha contra el feminismo’.

de ETA, que azotó el país durante más de medio siglo. También manejan un componente migratorio, sobre todo contra los musulmanes, y, atención por la peculiarid­ad, el combate al feminismo.

El mensaje populista y antisistem­a cala con cualquier argumento y España no iba a ser excepción, aunque tenga sus particular­idades. Y mantiene ese nicho de medio millón de posibles votantes. El proceso de transición y renovación del Partido Popular arrastra muchos descontent­os. Lo que trasciende es el rechazo a Rajoy. Pero otra cosa es que a la hora de depositar el voto los simpatizan­tes conservado­res se lancen a apostar por una opción extremista. Las elecciones generales, que se avizoran ya en el corto plazo, son las únicas que pueden ratificarl­o.

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