Los manabitas veneran a la Virgen de Monserrate
Más de 300.000 feligreses acuden a la romería que se realiza en su honor cada noviembre ❚ Los devotos cumplen penitencias por favores y milagros recibidos
PROCESIÓN
Caminando bajo el ardiente sol llevando una pequeña chamarra sobre la cabeza, Dalila Mero, de 52 años, cumplía una promesa antes de arrodillarse ante la Virgen de Monserrate.
Dalila le agradece por curarla de una dolencia que la atormentó hace cuatro meses y que los médicos apenas lograban calmar con ciertos tratamientos. Desde hace un mes las molestias en su columna y su brazo derecho han desaparecido.
“Si dejaba de tomar las medicinas empezaban los dolores, hasta que decidí junto a mi familia hacerle una novena por ocho noches a la Santísima Virgen de Monserrate y luego de eso le prometí caminar hasta su altar desde Manta a Montecristi. En este momento estamos cumpliendo porque ella me ha sanado”, indicó la mujer al limpiarse el sudor de su frente cuando había avanzado cerca de un kilómetro.
A Mero, quien proviene de una familia de pescadores, la acompañaban sus tres hijos, nueras y sus siete nietos. Los vástagos agradecieron por la salud de su madre y la estabilidad en sus trabajos en alta mar. Caminaban desde la parroquia Los Esteros, de la ciudad de Manta, al cantón Montecristi, donde queda la Basílica Menor de la Virgen de Monserrate.
La romería a la imagen se realiza cada 11 de noviembre. Los creyentes llegan en la mañana, tarde, noche y hasta de madrugada. El propósito es agradecer por su fe y llegar hasta su altar.
Alfredo Anchundia, religioso manabita, recordó que a esta celebración cada año acuden más de 300 mil personas para rendir homenaje a la Virgen y agradecer por algún milagro.
“Desde el 11 de noviembre de cada año la gente se desplaza de todas las provincias del país. Unos lo hacen a través de tours, otros caminando desde Portoviejo, Manta, Puerto López, Jipijapa, Tosagua, Calceta y hasta de Esmeraldas. Esta tradición de fe existe en varias comunidades manabitas.
“Algunas personas, marcadas por su devoción a esta imagen y por los milagros recibidos deciden, cada año, en noviembre convertir su hogar en santuarios para orar a nuestra madre y rendirle homenaje”, indicó la religiosa Patricia Menoscal, miembro de la pastoral del Divino Niño de Manta.
El historiador, escritor y escultor manabita José Loor comentó que la imagen de la Virgen fue obsequiada por el emperador Carlos V a una iglesia de Perú y la de Santa Rosa para Montecristi.
“Según la historia, estas imágenes llegaron juntas en un barco español, habiéndose desembarcado la imagen de Santa Rosa para venerarla en Montecristi. Pero luego de zarpar sobrevino un ataque a la nave y curiosamente habiendo salido la noche anterior amaneció nuevamente en Manta”, recordó Loor.