Diario Expreso

Las culpas de Assange

- ✑ FERNANDO CAZÓN VERA cazonf@granasa.com.ec

Por lo que se ha denunciado y se está investigan­do con prolijidad, el triunfo de Donald Trump, del que casi todo el mundo se lamenta, se consiguió nada menos que en nuestra embajada en la “city”, que es como llaman los flemáticos ingleses a su vieja y tradiciona­l capital. Y ello porque el autor de los tan famosos Wikileaks, el australian­o Julian Assange, nuestro compatriot­a por una apresurada naturaliza­ción, luego de las hoy investigad­as reuniones secretas con el jefe de la campaña electoral del actual primer mandatario de Estados Unidos, Paul Manafort, lanzó toda una campaña de graves acusacione­s (no se sabe hasta qué punto eran ciertas) contra la candidata demócrata Hillary Clinton, quien sin embargo de obtener muchos más votos que su rival en los comicios, dado el sistema vigente de Estados Unidos en que se contabiliz­a el resultado de la voluntad popular a través de los colegios electorale­s, no pudo ser la primera mujer en la historia en llegar a la Casa Blanca.

Superando, al parecer, el récord que hace algunas décadas estableció el fundador del APRA peruano, Raúl Haya de la Torre, como asilado en la embajada de Colombia en Lima, Assange lleva ya más de seis años instalado en la no muy larga extensión del departamen­to que ocupa nuestra sede diplomátic­a en la Vieja Albión. Y aunque gozó de todos los privilegio­s mientras duró la década correísta y el nuevo gobierno de Lenín recién comenzaba a tomar cartas en el asunto (jugaba índor fútbol sin zapatos y patinaba que es un contento por los angostos y cortos corredores), parece que ahora se comienza a aplicar mano dura con el asilado y es así como desde este último mes del año tendrá que solventars­e los gastos de su estadía junto a nuestro personal, dirigido por una “momia coctelera” que también inicia recién sus funciones luego de que al anterior embajador, no se sabe por qué motivos, lo declararon cesante, como a los ministros del gabinete, en Quito.

Se afirma que el australian­o no ha querido entregarse a las autoridade­s británicas por temor a que el Reino Unido a su vez lo entregue a las autoridade­s de Washington, en un país donde existe la pena de muerte, que podrían aplicarle. Una situación paradójica si se confirma que el asilado fue el responsabl­e del triunfo de Donald Trump.

...luego de las hoy investigad­as reuniones secretas con el jefe de la campaña electoral del actual primer mandatario de EE. UU., Paul Manafort, lanzó toda una campaña de graves acusacione­s...’.

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