‘Chalecos amarillos’ doblegan a Macron
Anuncian una moratoria de seis meses al alza de los carburantes ❚ El movimiento de la Francia provincial tiene más demandas
La presión en la calle, en la oposición y en las propias filas de la mayoría gubernamental se había vuelto insoportable para el presidente Emmanuel Macron. El Gobierno francés anunció ayer la suspensión durante seis meses de la subida de las tasas al combustible prevista para el 1 de enero. Con esta decisión, Macron da marcha atrás en la medida que desencadenó la revuelta de los llamados ‘chalecos amarillos’. El movimiento reclama una mejora del poder adquisitivo y expresa el hartazgo de las clases medias empobrecidas de la Francia provincial.
El impuesto al combustible penaliza a los franceses que usan el coche a diario en las ciudades y regiones francesas con menos transporte público.
LA FRASE Creen que desinflarán el movimiento, pero no. Lo vamos a endurecer. PUY EN VELAY, jubilado de 61 años y militante
“Ninguna tasa merece poner en peligro la unidad de la nación”, dijo en una declaración televisada el primer ministro Édouard Philippe, tras reunirse con el grupo parlamentario de la LREM. Philippe se refería a los cuatro muertos en circunstancias accidentales y centenares de heridos en las protestas. El temor inmediato es que un cuarto sábado consecutivo de manifestaciones cause de nuevo disturbios en la capital y ponga bajo tensión a las fuerzas del orden. La primera de estas jornadas llegó a congregar a unos 290.000 manifestantes en toda Francia.
La esperanza de Macron es que la moratoria en el precio de la gasolina y el gasoil apacigüe a los chalecos amarillos, la prenda que es el emblema del movimiento. No está claro que lo consiga. Según los sondeos, en torno al 70 % de franceses simpatiza con la protesta.
Philippe anunció otra medida para calmar los ánimos: la congelación, también durante seis meses, de los precios del gas y la electricidad. El Estado dejará de recibir 2.000 millones de euros al suprimir estas tasas. Si no encuentra otros ingresos o recorta el gasto, esto puede complicar la reducción de la deuda.
La respuesta a la crisis tiene un inconveniente, que en seguida hicieron notar los portavoces de los chalecos amarillos. Creen que llega demasiado tarde y es demasiado limitada.
Ahora en sus peticiones figuran una bajada de otras tasas que gravan a las clases trabajadoras, el aumento del salario mínimo o la reintroducción del impuesto sobre la fortuna. Pero muchos van más allá y exigen la dimisión de Macron.
La oposición parlamentaria ha intentado aprovechar el momento para socavar al presidente. La extrema derecha y la izquierda populista quieren la disolución de la Asamblea Nacional y elecciones legislativas anticipadas. La derecha de tradición moderada pide un referéndum. La protesta, que el sábado degeneró en escenas de violencia descontrolada en París, ha sumido al presidente en su peor crisis. Que suspenda una medida ya aprobada y que lo haga bajo la presión de los disturbios es insólito. Puede marcar un antes y un después en el quinquenio presidencial.
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