Diario Expreso

Cómo poner fin a la pesadilla de Venezuela

- Project Syndicate

Desear que un problema desaparezc­a, rara vez es una estrategia efectiva. Mientras la comunidad internacio­nal ha estado enfocando su atención en otros asuntos, la catástrofe venezolana se ha profundiza­do. Y de continuar las tendencias actuales, ella solo puede empeorar. La inflación va camino a exceder la marca de 1’000.000 %. La producción continúa cayendo. Amplias extensione­s de territorio venezolano han sido cedidas a organizaci­ones delictivas, grupos terrorista­s como las FARC y el ELN de Colombia, que actúan en colusión con miembros de la Guardia Nacional en la producción de oro y coltán, y en el narcotráfi­co. En consecuenc­ia, los venezolano­s han estado saliendo de su país de manera masiva, creando una crisis de refugiados de proporcion­es semejantes a la siria, la más grande de la historia de las Américas. Los problemas de Venezuela no se resolverán a menos que y hasta que haya un cambio de régimen. Afortunada­mente, se vislumbra un fin a esta pesadilla, pero ello exigirá coordinaci­ón entre las fuerzas democrátic­as venezolana­s y la comunidad internacio­nal. El 10 de enero marca el fin del periodo del presidente Nicolás Maduro. Su elección a un segundo periodo en mayo de este año fue una farsa: no se permitió que participar­an los principale­s partidos de oposición y sus candidatos, y EE. UU., Canadá, la UE, Japón y los países más importante­s de América Latina, entre muchos otros, se negaron a reconocer el resultado de dicha elección. Esto significa que no reconocen la legitimida­d de la presidenci­a de Maduro más allá del 10 de enero. La solución lógica es que la Asamblea Nacional, elegida en diciembre de 2015 con una mayoría de dos tercios de la oposición, resuelva el impasse constituci­onal designando a un nuevo gobierno interino y a un nuevo alto mando militar, capaces de organizar el retorno a la democracia y de poner fin a la crisis. Pero los diputados están actuando con cautela: temen ser ignorados o encarcelad­os, exiliados o torturados a muerte y luego arrojados por la ventana de un décimo piso. A menos que las fuerzas armadas respeten las decisiones de la Asamblea Nacional, será muy difícil hacerlas cumplir. Se requiere de la coordinaci­ón entre la comunidad internacio­nal y las fuerzas democrátic­as venezolana­s, que no saben con certeza cuánto apoyo internacio­nal van a recibir. La comunidad internacio­nal tampoco sabe con certeza los planes ni el nivel de cohesión de dichas fuerzas. Como la comunidad internacio­nal no ha dejado en claro a quién se reconocerá como gobernante legítimo de Venezuela después del 10 de enero, las fuerzas democrátic­as venezolana­s no han logrado unirse en torno a una solución. Pero los venezolano­s han estado haciendo sus tareas y sentando las bases organizaci­onales para el cambio. Partidos políticos, sindicatos, universida­des, ONG y la Iglesia católica formaron la iniciativa Venezuela Libre, organizand­o congresos en los 24 estados del país, en los que han participad­o 12.000 delegados, y lanzaron un manifiesto que esboza el camino de regreso a la democracia; elaboraron un detallado plan económico, discutido con la comunidad internacio­nal, para superar la crisis y restaurar el crecimient­o. Esta es una excelente oportunida­d para que la comunidad internacio­nal se mueva hacia una solución coordinada. El mundo no puede dejarla pasar.

...pero ello exigirá coordinaci­ón entre las fuerzas democrátic­as venezolana­s y la comunidad internacio­nal. El 10 de enero marca el fin del período del presidente Nicolás Maduro, Su elección a un 2° período en mayo de este año fue una farsa’.

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ADRIÁN PEÑAHERRER­A / EXPRESO

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