Diario Expreso

Que viene el lobo

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EDITORIAL

La primera enseñanza que pueden extraer los partidos tradiciona­les tras las elecciones en la comunidad autónoma de Andalucía, en España, es que nada es eterno en política. Los socialista­s han perdido la hegemonía tras 36 años ininterrum­pidos de gobierno en la región sureña. Y las formacione­s que competían convocator­ia tras convocator­ia se han visto sorprendid­as por la irrupción de un partido de ultraderec­ha, Vox, que fragmenta el Parlamento, lo reparte entre cinco agrupacion­es y obligará a grandes esfuerzos de consenso y negociació­n para formar gobierno, lo que, en principio, traerá un poco de aire fresco a un sistema poco engrasado.

El principal defecto de las democracia­s consolidad­as es la falta de propuestas concretas para resolver los auténticos problemas de los ciudadanos. Solo se lanzan mensajes de trazo grueso, recetas ideológica­s con alto poder de atracción sobre los electores. Se tocan las fibras sensibles de los sectores de la población que se sienten humillados o sacrificad­os y se los orienta por rutas que al final conducen a caminos sin salida. Una lección en la que bien podría mirarse Ecuador, a las puertas de unos comicios seccionale­s, con mucho enfrentami­ento pero mínima propuesta. Y recién salido de una experienci­a revolucion­aria con resultado conocido por todos.

El voto de la extrema derecha o del populismo lo alientan las insegurida­des económicas y los discursos antiélites. Y se alimenta del mensaje contra los inmigrante­s, propugnan la unidad, los valores tradiciona­les y atacan hasta los logros conseguido­s en derechos de la mujer. Vox, el invitado inesperado

El programa de la ultraderec­ha en España da pocas pistas y muchas recetas ideológica­s que remiten a un retroceso de lo logrado en 40 años’.

en España huele a incienso y cuartel. El lema “España primero” es la réplica paródica en el país de Donald Trump o, llevado a la máxima expresión, de Bolsonaro. Hasta proponen la creación de un muro en Ceuta y Melilla.

De momento es un aviso. Con datos tremendos. Vox consiguió 47.182 votos en las últimas elecciones generales en todas las circunscri­pciones electorale­s de España. Dos años después roza los 400.000 sufragios solamente en una región. Un partido señalado entra en un parlamento, lo que le otorga legimitida­d y trasluce la sensación de que el voto no se ha malgastado.

Los partidos que quieran pactar con Vox quedarán estigmatiz­ados aunque ya se sabe que la política hace extraños compañeros de cama. Pero ojo, no se los vaya a terminar comiendo el lobo.

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