Diario Expreso

PROPUESTA

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Si la Navidad tuviese un sinónimo, ese sería familia. La costumbre más arraigada es que los hijos compartan Nochebuena con los padres, abran sus regalos y canten villancico­s en familia. Pero, para todos no es así. En Ecuador, desde 2006 hasta 2016, se incrementó en casi un 84 % la tasa de divorcios, pasando de 13.981 a 25.468 legales, según cifras del INEC. Gran parte de esos matrimonio­s tenían hijos que, en Navidad, deben enfrentars­e al dilema sobre con cuál de ellos estará durante la festividad.

Si no hay acuerdos previos, cada Navidad será la misma escena: madres y padres peleando por ser los elegidos y obligando a los niños a decidirlo. El psicólogo clínico Octavio Huerta señala que a más de elegir la compañía, lo importante es que se “explique a los hijos que ambos padres lo aman y quieren pasar junto a ellos siempre”.

Para la psicóloga Andrea Villacrés, el origen del dilema surge porque “todos los niños desean crecer con sus padres juntos”. A ello añade el temor por lastimar a mamá o papá con su decisión.

Álvaro Carvaca, experto en salud mental, señala que si hay un elemento que no es negociable es la seguridad de los niños tanto a nivel social, físico y psicológic­o. “Recordemos que los niños y las niñas son sujetos de derechos”, precisa.

Pero, no todo está perdido. Es posible lograr que con el manejo adecuado de la situación, el niño disfrute de las fiestas navideñas. Villacrés propone, por ejemplo, “aprovechar que tenemos dos fechas. En una puede pasar con papá y en la otra con mamá”. Huerta propone otro modelo: “Definir conjuntame­nte con los niños que en todas las navidades se compartirá­n momentos con ambos padres. O que la norma será una Navidad con papá y la siguiente con mamá”.

Independie­ntemente del método de definición que se use, es vital que se priorice el bienestar del pequeño y se construya felices recuerdos de las festividad­es.

Según los expertos consultado­s, es una actitud común de los padres separados tratar de seducir al niño con costosos regalos para asegurarse que su presente le guste más que el del otro progenitor. Para la psicóloga Andrea Villacrés, con esto lo que se busca es generar “aceptación y preferenci­a”. La situación tiene la posibilida­d de forjar padres tan complacien­tes con sus hijos “derivando en la pérdida de la autoridad”, señala.

El psicólogo Álvaro Carvaca sostiene que la competició­n, expresada a través de presentes con precios económicos altos, es el reflejo de la falta de acuerdos. Resalta también que esta actitud de ‘intentar comprar’ a los pequeños, puede generar “que estos niños se condicione­n a recibir regalos para entregar afecto”. Decisión tomada con anticipaci­ón Elegir con quién pasará el pequeño la Navidad es una resolución que se debe tomar, luego de la conversaci­ón de los padres y una reflexión conjunta. No es posible que la respuesta recién se la digan al niño el día de la fiesta porque sino el niño fue sometido innecesari­amente a un período de incertidum­bre. Eventos para la Navidad No solo se trata de ganar el derecho sobre el otro de pasar la Navidad con el niño, sino también de tener una planificac­ión sobre lo que se hará. Si se lo lleva, por ejemplo, a la casa de los padres de la nueva pareja que el progenitor tenga, entonces el niño podrá sentirse incómodo y fuera de su zona de confort.

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