EXTRANJEROS
Sus modelos lo han llevado a colaborar con expertos de Argentina, México y Perú. Él diseña las prótesis y los doctores las imprimen en el país del solicitante.
Es rápido en su trabajo. Aunque se involucra en cada caso, no pasa más de un mes entre la toma de la muestra y la entrega del producto final.
Freire es de movimientos rápidos y constantes, pues su problema médico no le permite estar en una misma posición por más de quince minutos. Tal vez, con esa misma velocidad aprendió los secretos de este oficio, que aunque no los conoció en las aulas universitarias, sino siendo discípulo de una protesista en Quito, lo han llevado a ser solicitado por médicos de toda la región.
Y mientras el dinero llega, continúa en su pequeño taller, un cuarto con paredes turquesas dentro de un departamento que renta en el centro sur de la ciudad y acompañado de su pequeña ayudante: su hija de 5 años. Aquí, espera con paciencia la ayuda. Sea estatal o privada. No influye. Solo anhela poder dedicarse plenamente a investigar y lograr masificar sus prótesis, aquellas que para algunos son solo plástico, pero para Vicky y las otras dos docenas de pacientes beneficiados son la parte que falta para sentir su cuerpo y su alma completos.