La Tola, una loma ancestral
EXPRESO recorrió uno de los barrios emblemáticos de Quito ❚ Entre la bocina de los autos y la comida, se levanta un lugar acogedor por sus costumbres
CASAS COLONIALES
ción de su vivienda.
Mauricio cuenta que La Tola tiene seis sectores: Tola Alta, Tola Baja, Ciudadela Argentina, San Juan Bosco, San Blas y La Nueva Tola. Y en esos seis sectores el día transcurre sereno. Los estudiantes del Colegio Don Bosco salen al recreo con el toque de la sirena, seis hombres juegan vóley en una cancha de cemento, un perro escarba en un tacho de basura. Y Adelita Enríquez – cabello canoso, ojos profundos– se sienta al pie de un local para ver el paso de la gente después de haber dado una vuelta por la calle Vicente León. Vive en el barrio desde hace 20 años – un tercio de su vida– . Y lo siente suyo, porque, además, ha sido testigo del cambio: “Antes era intranquilo, había ladrones y borrachos, crímenes en la madrugada”.
Aun así, los toleños son orgullosos. Porque es el único lugar de Quito desde donde se puede ver el Centro Histórico de frente. Porque de aquella loma nació la primera liga barrial de fútbol. Porque tiene el primer gimnasio de box de la capital. Porque conserva la Plaza de Toros Belmonte. Y porque sus personajes, algunos muertos, mantienen viva la llama de lo que fue La Tola en los años 60 y 70. En murales aparecen Paulina Tamayo, Teresita Reinoso, Eugenio Espinoza, Consuelito Vargas...
Es mediodía y el cielo empieza a oscurecer, gris, como si fuera a caer un aguacero, sin embargo, nada empaña la vista desde lo alto: las cúpulas redondas y triangulares, la Basílica del Voto Nacional, la Virgen del Panecillo... También desde lo bajo, por ejemplo, el Templo de María Auxiliadora, en la calle Don Bosco, que es uno de los atractivos de La Tola. Fue construido en julio de 1900 por Jacinto Pancheri y Juan Bautista. El curso de la gente se mantiene igual. Algunos estudiantes ya han salido de clases, los vendedores de comida se alistan para el almuerzo, “salchipapas a 50 centavos”, “motes”, “menús”.
En el Mercado Central, cerca del histórico Coliseo Julio César Hidalgo de la calle Olmedo – donde se han librado grandes batallas deportivas– , las caseritas promocionan las verduras, las frutas y algunos platos típicos, como las corvinas y las guatitas. Y afuera, los cargadores se avientan en la espalda costales llenos de compras.
EL ENCUENTRO CON LA BESTIA