La tecnocracia gana espacio en el gabinete de Moreno
El presidente se rodea de un equipo de profesionales sin pasado político ❚ El movimiento es considerado como positivo si hay un respaldo a los funcionarios
La caída de María Alejandra Vicuña fue la ficha que faltaba. Con el arribo de Otto Sonnenholzner a la Vicepresidencia de la República, el gabinete de Lenín Moreno adopta un tinte más técnico que político. Una buena noticia según analistas, grupos sociales, empresarios y varios asambleístas de oposición.
El volcamiento a la tecnocracia -que según la Real Academia de la Lengua se define como la aplicación de “medidas eficaces que persiguen el bienestar social al margen de consideraciones ideológicas”- es notorio si se compara al primer gabinete de Moreno con el actual. En la lista del 24 de mayo de 2017, por ejemplo, existían figuras políticas heredadas de la administración del expresidente Rafael Correa. Rosana Alvarado (Justicia), Fander Falconí (Educación), Miguel Carvajal (Defensa) y la misma María Alejandra Vicuña (Vivienda) son algunos ejemplos.
LA FRASE El presidente supo escuchar y buscó en la sociedad civil, fuera de su espectro político.
Ninguno de esos personajes, todos vinculados al correísmo, pudo mantener su puesto en las filas de Moreno. Es más, de los 43 cargos de ministros y secretarios que existían al inicio del gobierno, solo nueve se mantienen con el mismo nombre.
Entre los desplazados también figuran nombres como los de Iván Espinel, en el Ministerio de Inclusión Económica y Social, y Carlos de la Torre, como ministro de Economía y Finanzas.
Precisamente en esa cartera de Estado se evidencia uno de los cambios más radicales. Richard Martínez, expresidente del Comité Empresarial Ecuatoriano, asumió el Ministerio de Economía y supuso un giro en el manejo financiero del Ecuador.
Fue una de las señales más positivas del actual gobierno, a decir del Observatorio de Política Fiscal y la Fundación Ecuador Libre. Por primera vez, en más de una década, el Ministerio de Economía tenía un direccionamiento más técnico que político.
Lo mismo pasó en Defensa. El militar en servicio pasivo, Oswaldo Jarrín, acabó con un continuo nombramiento de políticos como titulares del ministerio. En la era de Correa, por ejemplo, Ricardo Patiño llegó a asumir la función de máxima autoridad de las Fuerzas Armadas.
Para Patricio Alarcón, actual presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano, otro ejemplo estrella de tecnócratas en el poder es el del Ministerio de Comercio Exterior. Pablo Campana asumió el cargo en mayo de 2017 y se ha mantenido por más de 18 meses.
Alarcón dice que la labor de Campana da resultados porque se dejaron de lado ideologías y se buscaron resultados pragmáticos. Sin embargo, reconoce el empresario, es necesario un compromiso político detrás de toda decisión técnica. De poco serviría colocar ministros tecnócratas, asegura, si no existiera un respaldo y seguimiento de sus decisiones.
Eso pasa, a criterio del titular del Comité Empresarial, en el campo económico. Las decisiones de Richard Martínez se ven algo truncadas por la falta de coordinación política dentro del gabinete y del movimiento Alianza PAIS.
Una muestra de esa afirmación es la falta de apoyo a la proforma presupuestaria que el Ejecutivo envió a la Asamblea Nacional. El bloque oficialista no impidió que el documento regrese a la Presidencia de la República, en lugar de ser aprobado por el pleno del Legislativo.
Los grupos políticos tienen un criterio similar aunque son más optimistas. La Bancada de Integración Nacional (BIN), el movimiento CREO y el Partido Social Cristiano (PSC) creen que la llegada del nuevo vicepresidente -que reemplaza a una exaliada de Rafael Correaes una señal positiva porque Sonnenholzner “no tiene un pasado cuestionable”.
LOS CAMBIOS