May sobrevive al ataque de sus diputados por el brexit
La primera ministra británica retiene el liderazgo del partido, pero con un tercio de votos en contra ❚ Su principal problema, salvar el acuerdo, continúa intacto
Theresa May sobrevivió ayer al último golpe de sus adversarios y podrá seguir luchando, pero ha vuelto a dejarse retazos de autoridad en la batalla. Una mayoría de diputados conservadores, 200 frente a 117, decidió respaldar su liderazgo y la moción de censura interna planteada por 48 parlamentarios euroescépticos fue derrotada. Nada ha cambiado, sin embargo. El acuerdo del brexit sigue sin respaldo parlamentario.
La primera ministra supo jugar bien sus cartas. La precipitación de sus adversarios, las ganas de darles a estos rebeldes una lección por parte de los diputados más moderados y leales, el miedo a un adelanto electoral que diera la victoria a la oposición laborista y, sobre todo, la sensación generalizada entre los conservadores de que no solucionaban nada derribando a May, inclinaron la balanza a su favor.
LA FRASE Un cambio de liderazgo en estos momentos pondría en riesgo el futuro del país. THERESA MAY, primera ministra británica
Ella aún guardaba una última sorpresa para convencer a los indecisos. Entrada la tarde, May anunció su intención de no ser la candidata del partido en las próximas elecciones, previstas para 2022. Un modo de dejar claro a los más escépticos que no pensaba aferrarse al cargo.
Ayer a primera hora de la mañana, Graham Grady, el líder del Comité 1922, que reúne a los parlamentarios sin cargo en el Gobierno, comunicó a May que había reunido las 48 cartas necesarias para activar una moción de censura interna y que la votación se celebraría en la tarde.
La primera ministra pasó a la ofensiva. “Un cambio de liderazgo en el Partido Conservador en estos momentos pondría en riesgo el futuro del país y crearía incertidumbre cuando menos podemos permitírnoslo”, dijo en un mensaje a la nación a las puertas de Downing Street, su residencia oficial y sede del Gobierno.
“Un líder entrante no tendría tiempo de renegociar con la UE un nuevo acuerdo de retirada e impulsar el necesario proceso legislativo antes de la fecha límite del 29 de marzo, así que una de sus primeras medidas sería extender o revocar el artículo 50 (que puso en marcha la salida de la UE), retrasando o incluso frenando el brexit”, añadió.
Una ola creciente de solidaridad con la primera ministra se fue apropiando del debate político. Todos sus ministros y muchos altos cargos del Ejecutivo le expresaron su apoyo, incluidos los más antieuropeos. “Nadie está en mejores condiciones para asegurar que se cumpla la decisión del pueblo británico de abandonar la UE”, manifestó el ministro de Medio Ambiente, Michael Gove.
Los artífices del motín contra May expresaban su rabia a medida que se desinflaba. “El plan del brexit de May acabará con este Gobierno si sigue adelante”, proclamó con desesperación el ultracatólico Jacob Rees-mogg, líder del Grupo de Investigaciones Europeas. “El partido no lo tolerará. Por el interés nacional, la primera ministra debe marcharse”, espetó.
El único pegamento que une a los adversarios de May es el rechazo
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