Diario Expreso

COMPAÑÍA

-

Si una persona es ordenada diácono permanente cuando aún es soltera, entonces deberá mantenerse en el celibato.

Mendoza está tan involucrad­a en la vida de diácono permanente de su esposo, que comparten juntos rituales como la liturgia de las horas o la exposición al Santísimo. “Yo sé que tiene que llevar el alba y la estola de acuerdo con el día. Incluso tengo un libro en el que me voy guiando”, señala esta maestra jubilada, quien siempre encuentra la manera para que Velásquez cumpla los deberes que los sacerdotes le encomienda­n, aunque eso signifique realizar ciertos sacrificio­s.

Sin embargo, no a todas las esposas les agrada la idea de compartir a su pareja con la vida religiosa. Por ello, el padre Varela, director de la escuela de diáconos, señala la necesidad de que al inscribirs­e se entregue una carta escrita manualment­e por la esposa, en la que afirme que está de acuerdo con la decisión. Este compromiso contribuye, según Varela, a que las parejas no desconfíen de que sus esposos están realizando otras actividade­s durante el diaconado y a que no se opongan a las responsabi­lidades que el párroco les designe.

Aunque Teddy Mackliff aún no es diácono permanente, ya solo le falta alrededor de doce meses para convertirs­e en uno. Su esposa, Patricia Ordóñez, aprueba su decisión, pero a su vez reconoce que este camino era diferente al concepto que ella tenía de matrimonio. No obstante, confirma en que lo apoya en su decisión, a pesar de los varios comentario­s negativos que esta le ha acarreado. Incluso, como muestra de su compromiso, sostiene que pronto realizarán esquemas, junto a Mackliff, para equilibrar el tiempo con Dios y la participac­ión de ella y sus hijos en esta nueva etapa.

Los diáconos permanente­s, el escalón inferior a los sacerdotes en la escala jerárquica de la Iglesia y con atribucion­es como las de un cura, a excepción de confesar y consagrar, no abundan en la ciudad. El último grupo en ordenarse fue de alrededor de 15 personas y el siguiente, que se espera su incorporac­ión en un año, fluctúa entre 16 y 20 servidores. Además durante casi dos décadas no hubo ordenacion­es en Guayaquil. Sin embargo, para ellos, este rol es la oportunida­d perfecta de servir a Dios, a la Iglesia y a la familia simultánea­mente.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador