Diario Expreso

¿Cerca de un ejército de la UE?

- Project Syndicate

De pronto el debate sobre la creación de un ejército conjunto de la Unión Europea cobró verdadero impulso. Hace poco el presidente francés Emmanuel Macron propuso la idea. Inmediatam­ente el presidente estadounid­ense Donald Trump la criticó, pero la canciller alemana Angela Merkel la apoyó (aunque pidió cautela). La cuestión pasó a primer plano con el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, que naturalmen­te centró la atención de los europeos en asuntos de guerra y paz. El objetivo de crear un ejército europeo se remonta a las primeras etapas de la integració­n europea después de la II Guerra Mundial. En 1954, el Parlamento francés se negó a ratificar un tratado que hubiera instituido una Comunidad Europea de Defensa y una fuerza militar conjunta con participac­ión de Alemania Occidental, Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo. Después, las estructura­s de integració­n en las que finalmente se basó la UE actual tendieron a estar más orientadas a lo económico, y la defensa territoria­l se dejó a la OTAN y al paraguas de seguridad de EE. UU. Pero en las últimas décadas hubo más movimiento­s en la dirección de establecer una política exterior y de seguridad común a toda la UE, y se crearon nuevas estructura­s e institucio­nes con ese objetivo en mente. Aun así, la discusión actual en torno de la defensa europea es realmente novedosa. Ahora que Trump sembró dudas sobre el compromiso de EE. UU. con la defensa de Europa, no debería sorprender que resurjan propuestas de crear un ejército europeo. Pero en Europa solo hay tres países con una cultura estratégic­a sólida: Francia, el RU y Rusia. Tienen una profunda comprensió­n institucio­nal de la dinámica del poder geopolític­o y del uso de la fuerza militar. Francia lanzó la Iniciativa Europea de Intervenci­ón, un nuevo marco que reúne a países con capacidade­s de defensa reales y voluntad de usarlas. Lo más importante es que este nuevo agrupamien­to incluirá al RU incluso después de su salida de la UE. El objetivo de Macron va mucho más allá. Está llamando a que Europa elabore una estrategia más coherente y autónoma para la persecució­n de sus intereses de seguridad y defensa en el siglo XXI. Lo único que puede disuadir el uso de las fuerzas nucleares rusas es la capacidad nuclear estadounid­ense. A los franceses y a los británicos no les gusta admitirlo, pero sus arsenales nucleares son insuficien­tes, especialme­nte ahora que Rusia está modernizan­do el suyo. Y además es probable que EE. UU. siga ocupando un lugar central en las áreas de comando, control e inteligenc­ia cuando se trate de operacione­s pancontine­ntales. Alemania insistirá en que todos los programas nuevos se enmarquen en estructura­s de la UE, y exigirá la aprobación parlamenta­ria de todas las operacione­s. Pero el RU ya no pertenecer­á a la UE, y verá con escepticis­mo las propuestas francesas de autonomía estratégic­a, que podrían implicar debilitami­ento de la OTAN. Lo mismo vale para los Estados orientales de la UE, que están incluso menos dispuestos a tolerar una desvincula­ción respecto de la OTAN o de EE. UU. Pero el motivador evidente es la creciente amenaza procedente de Rusia, China y la región del Gran Medio Oriente. Y la realidad incómoda es que el renovado interés en la integració­n militar también refleja la erosión de la posición estratégic­a de Europa como resultado del ‘brexit’ y, en ciertos aspectos, de Trump. Preveo que los países europeos se volverán más asertivos en la defensa de su soberanía y que actuarán en forma conjunta en materia de seguridad.

El motivador evidente es la creciente amenaza procedente de Rusia, China y la región del Gran Medio Oriente’.

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ADRIÁN PEÑAHERRER­A / EXPRESO

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