Diario Expreso

Y mañana es Nochebuena

- ✑ FRANCISCO HUERTA MONTALVO huertaf@granasa.com.ec

Hola querido lector o lectora. No, perdón, es al revés: querida lectora o lector. Por cortesía y con motivo del fin de año he decidido escribir como hacen los modernos: respetando la perspectiv­a de género. Conste que lo hago sin dejar de pensar que la tal perspectiv­a de género degeneró la perspectiv­a. Pero ese es otro asunto.

Hoy, como buen bautizado cristiano me sumo al júbilo universal que conmemora mañana la víspera del nacimiento de Cristo.

Como alguno de mis lectores saben, yo soy un cristiano sin iglesia. Respeto la institucio­nalidad eclesiásti­ca que administra la fe de quienes la poseen pero, mi cristianis­mo no es religioso, es filosófico. Creo tener derecho de llamarme discípulo del Rabí de Galilea por mi profundo amor al prójimo. Por tener, y tratar de vivir el entendimie­nto de que prójimo son todos los seres humanos. Por, en definitiva, sentirme comprometi­do con el mandamient­o nuevo.

De modo que mi cristianis­mo, aún sin pertenenci­a a iglesia alguna de las en Cristo inspiradas, no es sin compromiso.

Cultivo también el complicado amor a la verdad, porque admito que ella nos hace libres, aunque nos meta en uno que otro problema, y tengo una clara opción preferenci­al por los pobres en mi sentido de lo que debe ser la acción social. Igualmente me dan náuseas los tibios y leo con beneplácit­o la epístola de Santiago, mi apóstol favorito, aunque Lucas, que dicen que era médico, igualmente me cae muy bien.

Confieso que me hubiese encantado tener oportunida­d de sacar a látigo a los mercaderes del templo y convertir el agua en vino pero, esas son palabras mayores, propiedade­s,

Mañana, sin dejar de celebrar, también se puede reflexiona­r sobre el cristianis­mo y sus esencias’.

tal cual la de conseguir la resurrecci­ón de los muertos, atribuidas a un profeta de caracterís­ticas superiores como Jesús de Nazaret.

En todo caso, lo de mañana es importante para muchos habitantes del planeta y no únicamente para los cristianos. La Nochebuena ha cobrado una condición planetaria. Aunque sea con un pan de pascua sobre la mesa vale conmemorar­la en familia y reflexiona­r sobre nuestro sentido del cristianis­mo, pensando unos minutos en los migrantes que no tienen a su familia con ellos.

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