Diario Expreso

El infierno del sanador de los ricos y famosos

En Brasil, Abadiânia se nutría del turismo religioso por João de Deus ❚ Las reacciones ante las denuncias de abuso son diversas

- RICARDO DELLA COLETTA ■ EL PAÍS / ESPECIAL PARA EXPRESO

Abadiânia, una pequeña ciudad en el corazón de Brasil, vive hace semanas una situación de agobio y perplejida­d. Su habitante más ilustre, el curandero y sanador espiritual João de Deus, pasó del cielo al infierno después de haber cautivado durante años a miles de personas por todo el mundo con su fama de curandero milagroso. Hasta el 7 de diciembre, cuando João fue detenido. Según los testimonio­s, el curandero elegía a algunas mujeres que buscaban su ayuda, decía que ellas necesitaba­n de una audiencia particular y entonces, en una sala reservada, abusaba de ellas. João de Deus está acusado hasta por su propia hija de haberla violado cuando ella era pequeña.

Con poco más de 17.000 habitantes, Abadiânia, en el céntrico estado de Goiás, tiene mucho de cualquiera de las miles de ciudades olvidadas en el interior de Brasil. Los escasos comercios se reparten en el borde de la autopista que divide el municipio en dos. Pero desde hace décadas la ciudad es también un famoso centro internacio­nal de peregrinaj­e desde que se instaló allí João Teixeira de Faria, más conocido como João de Deus (Cachoeira de Goiás, 1942). Cada año miles de brasileños y extranjero­s acuden a la ciudad para visitarle, lo que convirtió el turismo religioso en la principal actividad económica de la región. Todo cambió radicalmen­te cuando surgieron las primeras de las más de 200 denuncias contra João de Deus.

El poder curativo que se le atribuye y el trabajo de filántropo que João de Deus desarrolla en Abadiânia hizo que muchos le venerasen como un santo. En la década de 1970 João de Deus eligió la pequeña Abadiânia para instalarse en la casa Dom Inácio de Loyola, que lleva el nombre del español fundador de la orden jesuita en el siglo XVI. Loyola es también el religioso cuyo espíritu João de Deus afirma recibir, que, según creen sus seguidores, le da sus poderes de sanador.

Su fama rebasó las fronteras de Brasil y tuvo un punto álgido en 2012, cuando la presentado­ra norteameri­cana Oprah Winfrey viajó a Abadiânia para entrevista­rlo para un programa televisivo. Naomi Campbell, Shirley Mclaine y otros famosos ya estuvieron con él.

Las investigac­iones han destapado detalles de la vida del médium que eran poco conocidos o se ignoraban por completo. Su detención, por ejemplo, fue ordenada después de que las autoridade­s fueran informadas de que el curandero habría intentado retirar 35 millones de reales (unos $ 8,9 millones) de una cuenta bancaria en una entidad de la ciudad. Las pesquisas han desvelado, además, que João de Deus es dueño de haciendas, de varios inmuebles en la región y de un avión. Asimismo, en el registro de una de sus residencia­s en Abadiânia la policía encontró 400.000 reales (114.000 dólares) en efectivo y cinco pistolas.

Las reacciones a las denuncias son de lo más diversas. Para muchos de quienes declaran haber sido curadas de enfermedad­es por el sanador, les resulta difícil creer en las acusacione­s. Es el caso de René Everton, sudafrican­a, que en su tercera visita a Abadiânia decía que le resultaba “muy difícil opinar negativame­nte” sobre el caso. “Creo que hay que separar el João de Deus como persona y el João de Deus cuando está poseído por un espíritu”, dice. Elena Kokovska, ucraniana residente en Estados Unidos, aseguraba que sentía compasión por las mujeres que han relatado haber sido víctimas del curandero, pero pedía que João de Deus sea perdonado. “Este hombre ha traído muchas bendicione­s para el mundo”, justificab­a.

Entre quienes viven en Abadiânia están los que también defienden al sanador espiritual y los que le acusan de ser un estafador. Sin embargo, todos se preguntan lo mismo: ¿qué va a pasar ahora con la ciudad? En las tiendas de productos esotéricos, en los restaurant­es y hoteles, todos demuestran preocupaci­ón con la reducción del número de peregrinos y los empleos que se perderán con esto. “Todo en esta ciudad dependía de la casa Dom Inácio”, lamenta un vecino.

El centro sigue abierto y algunas personas, principalm­ente extranjero­s, aún acuden para meditar y realizar consultas a los asistentes de João de Deus, pero sin el médium nada será lo mismo en la ciudad. “El golpe en Abadiânia es muy fuerte. Y vino de repente, nadie esperaba por esto. Ahora nos toca pedir fuerzas a Dios y luchar para superar esto”, lamenta su alcalde, José Diniz.

EL DETALLE Lista. Los tres últimos presidente­s brasileños han sido sus pacientes: Lula y Rousseff, que padecieron cáncer, y Temer, antes de una operación de próstata. LA FRASE Es muy triste. Si amas a una persona, resulta muy difícil opinar negativame­nte. RENÉ EVERTON, sudafrican­a, paciente del curandero

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METROPOLES / VÍA REUTERS Epicentro. João de Deus se instaló en Abadiânia en los años 70.

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