La derrota de la Utopía
Casi desapercibido, antier pasó de puntillas el aniversario 60 de la Revolución Cubana, el gran sueño roto de la izquierda mundial. 60 años, marcados por el dogmatismo infame del partido único y pocos aunque brillantes avances: un sistema educativo excepcional que la Unesco definió como “un ejemplo para el mundo”, y otro en salud, que le ha permitido lograr hitos en investigación médica y una de las poblaciones más saludables y longevas de América.
Frente a eso, un reguero de injusticias descascara la más apasionante aventura política del siglo pasado: Cuba concentró los sueños y desvelos de millones que vieron en ella la posibilidad de conseguir la Utopía: igualdad de derechos y reparto equitativo para todos. No lo lograron.
El sistema de partido único se volvió el de la voz única del dictador, cruel y delirante. Extinguidas o pisoteadas las libertades de expresión, de información, de tránsito, de culto, de emprendimiento... Cuba se transformó en una cárcel con vista al mar: muchos de quienes se fueron solo lo pudieron hacer desafiándolo.
Cuba es cálida de clima y de alma, con gente hermosa, bullanguera, solidaria, tenaz para la esperanza… y triste. La visité varias veces, solo la primera como turista. Porque a los turistas apenas les importa la postal exótica de La Habana, que parece en ruinas porque lo está. Ellos quieren daiquiris de La Floridita o mojitos de La Bodeguita, donde Hemingway bebía como cosaco. Y fotos pa’l ‘feis’. O tostarse en sus playas de turquesas luminosos, imposibles, tan vedadas hoy para el guajiro como lo estaban antes de la Revolución, cuando Cuba era un burdel yanqui masacrado por la sumisión interna y la dependencia externa.
La última vez vi los tugurios habaneros donde no había luz, ni asfalto, ni transporte público, ni un mercadillo decente. Allí escuché la sentencia que más me persigue: “¿a usted le gustaría vivir en un país donde no puede decidir ni adónde va?”.
60 años de dictadura criminal y de criminal bloqueo norteamericano no se pueden resumir en una frase. Pero quizás sirva para delinear al menos a Cuba, esa derrota tan dolorosa… de la más bella Utopía.
El sistema de partido único se volvió el de la voz única del dictador, cruel y delirante...’.