Entre atascos y baches
EDITORIAL
Por cercanía y tradición, Salinas y Playas han sido los destinos turísticos preferidos por los guayaquileños. Miles de ciudadanos emprenden el viaje cada fin de semana en la temporada vacacional para disfrutar del mar y de un clima más fresco en ambos balnearios. Sin embargo, el deterioro de las vías y los problemas de tránsito vuelven pesado el trayecto, sobre todo en el retorno, devolviendo a quien conduce, el estrés que buscó dejar atrás con el descanso playero.
El flujo vehicular que soporta la vía a la costa amerita un mantenimiento permanente y programado de la carretera, y un manejo del tránsito que permita superar los dos cuellos de botella que se producen en la vía: uno a la altura de Progreso, donde confluyen el tráfico proveniente de Salinas y el de Playas, y el otro en las proximidades de Chongón, donde se forman verdaderas caravanas que circulan a 20 km por hora, en especial en el último día de los feriados.
En 2018 se anunció la firma de un contrato de concesión para la rehabilitación de la vía Guayaquil-salinas, e incluso se habló de la instalación de nuevos peajes. Pero nada de aquello se ha hecho realidad.
Si bien la incorporación de más casetas de peaje implicaría un alza con respecto al valor que se paga actualmente, la ciudadanía estaría dispuesta a asumir el incremento a cambio de un servicio óptimo, que incluya, además de carreteras en perfecto estado, asistencia mecánica, iluminación y señalización, paraderos turísticos bien equipados, cobertura telefónica, postes de llamada de emergencia y seguridad en las vías.
Ante la reducción en el presupuesto del Gobierno en la asignación para programas de inversión y mantenimiento de vías, la anunciada y postergada concesión resultaría prioritaria y urgente’.
El traslado hacia los balnearios de la costa se irá intensificando con el transcurso de los días, más aún en el ya cercano carnaval. Los baches, los desniveles y los embotellamientos entorpecerán el ágil retorno a la ciudad, causando molestias a los viajeros, que volverán a protagonizar una historia que se repite año a año, sin que se vislumbre un cambio a corto plazo.
Ante la reducción en el presupuesto del Gobierno de alrededor de $ 360 millones en la asignación para programas de inversión y mantenimiento de vías, la anunciada y postergada concesión resultaría prioritaria y urgente. Es necesario también que de establecerse nuevas casetas de peaje se evite hacerlo en los puntos de congestión vehicular o se haga un rediseño vial, pues de lo contrario, lejos de resolverse el problema, este se agravará.