DOBLE EFECTO
El sector rural es el que más sufre por el invierno. El agua entra a las casas y también daña extensas zonas de cultivos debido a la falta de infraestructura de drenaje.
Alvarado confesó no creer más en promesas de funcionarios que llegaron ofreciendo un muro de protección en la zona y hasta la fecha se construye. También han prometido arreglar las vías, los canales, las represas. Todo se ha quedado en promesas.
Lo que sí existen, según él, son los muros de arcilla que la Prefectura elevó en el sector Las Juntas y el Río Cristal para mitigar las inundaciones de sembríos. Pero habría ocasionado que los ríos desborden en otros sectores donde no existe protección alguna. Eso lo denunciaron también a Diario EXPRESO hace tres años los miembros de la Junta de Riego Babahoyo, quienes ya veían en esto un gran problema. Nunca la Prefectura los escuchó.
Candelario Fuentes, desde ya ha alzado sus artefactos en ocho ladrillos y levantado el piso de su casa para el agua no logre ingresar. El adulto mayor dijo que el agua llega sin aviso y permanece unos cinco días estancada hasta que regresa a su cauce. En ese tiempo salen con botas o con los zapatos en la mano, hasta el camino de tercer orden que conduce a la vía principal.
Al igual que La Maritza, los recintos La Mascota y Los Beldacos también registran inundaciones anuales, ya sea por rompimientos de muros o desbordamientos de ríos. Años, y todo sigue igual.
El panorama en ambos sectores es casi similar cuando se re- gistran lluvias en la cordillera y los afluentes aumentan de nivel considerablemente.
Juana Chichande vive junto a sus hijas en la zona del recinto El Palmar, y declaró que con cada invierno se inunda cuando aumenta el nivel de los canales de riego, que fueron construidos para llevar agua durante el verano y que en época de lluvia suben más allá de su nivel habitual.
El agua aún permanece estancada en el patio de su casa sin tener hacia donde evacuar, y cuando cae una lluvia fuerte su casa se transforma en un río con el nivel del agua hasta la rodilla. En el patio de su vivienda aún tiene estragos de la última creciente que no tiene para donde evacuar. Aunque las lluvias disminuyeron durante la primera quincena de este mes, los pobladores temen que el invierno llegue con fuerza a inicios de marzo.