Adiós fraude electoral
Se viene el fraude. Enrique Pita reveló en Ecuavisa la falta de imparcialidad en el CNE. Además de la dificultad de recontar 180.000 votos. Carlos Vera denunció que un tal Yépez es jefe del despacho de Diana Atamaint. Que otros del “Dreamteam Trampozín” están en el CNE. Pero... ¿Cómo es que habría un correísta como jefe de despacho? ¿Cómo lo hemos permitido? ¡Correa metió su gente en el CNE en nuestras narices y todo el mundo fresco! ¿No vemos el peligro?
Esta extraña elección le hace un ‘by pass’ al presidencialismo al privar al presidente de su poder de designar a las autoridades y dársela a un consejo de “participación”. (¿Ud. ha participado lector?) ¿Por qué mejor de una vez no le cambiamos el nombre al sistema? En lugar de presidencial, pongámosle “participacional”. O mejor: sistema de bienvenida. Porque esta innecesaria destrucción de nuestra democracia representativa nos pone en el riesgo de que -sin necesidad de candidatizarse- Correa recupere el poder y nombre las autoridades, si los chicos Trampozín hacen su trabajo y cambian el resultado.
Encima, somos una sociedad de quedados: luego de soportar el más descomunal atraco de la historia, recién nos desayunamos que el problema es la corrupción. Hay que combatirla, pero nadie dice cómo. -¿Su propuesta? -Voy a combatir la corrupción. -¿Y usted? -¡Ah... mi mujer también! -Y usted? -¡Ah.. mi hija es participadora! (La nueva “ciencia” en Ecuador: “participación social”). De verdad da asco prender la tele.
Pequeño detalle: ¿cómo van a acabar con la corrupción, si los corruptos siguen adentro? ¡Qué risa! El endémico mal de nuestra historia ha sido el fraude electoral. Hay que impedirlo. No votaré por los ingenuos “anticorrupción”, sino por quien -acatando la Constitución y su mandato de escrutinio público- me ofrezca suprimir el sistema informático y evitar un posible apagón electoral. Como ya nos lo hicieron.
-¿En la época de Alfaro había sistemas de computación? ¿Para qué sistemas de computación, si una máquina de contar billetes cuenta mil por minuto? Y solo cuesta 100 “dólar”. ¿Quéres bobo? ¡Ya cállate!