La industria al timón
EDITORIAL
De lo macro a lo micro. Terminó 2018 con urgencias económicas y arrancó 2019 con la economía en el centro de la atención gubernamental. Desde que inició su mandato el presidente Lenín Moreno a mediados de 2017, se han ido sucediendo situaciones e imprevistos que desviaban la atención de lo que, desde el primer mes en el poder, se definió como la prioridad número uno: la agónica situación económica nacional.
La división en las filas correístas, la búsqueda de nuevos aliados, la amenaza de muerte de los grupos de frontera y la depuración de cargos salpicados por la corrupción se llevó la atención de todos los focos. Pero la necesidad latente de sanear las cuentas y poner el futuro de la casa en buen rumbo pasó -sin llegar a quedar aparcada-, a un plano más discreto. Iniciado el nuevo año y a poco de concluirse el segundo de mandato de Moreno, no hay más margen. Toca abordar la economía de lleno, desde la estrategia de cabecera hasta su implementación en el terreno.
La primera ley de fomento productivo sentó las bases: se definieron los lineamientos para controlar una deuda desbordada y desbordante, se corrigió la balanza entre lo público y lo privado para que el sector industrial adquiriese más peso en el plano productivo nacional y, sobre todo, se lanzó un primer mensaje de cambio.
Ahora, con la elaboración de la llamada ley de Fomento Productivo 2, toca profundizar en la reforma económica. Desmontar el andamiaje normativo que borró del mapa al sector privado y puso todo en manos del Estado como motor nacional, no es tarea de
Iniciado el nuevo año y a poco de concluirse el segundo de mandato de Lenín Moreno, no hay más margen. Toca abordar la economía de lleno, desde la estrategia hasta su implementación terrenal’.
medio centenar de artículos en papel. Requiere abordar muchas aristas y su aterrizaje al plano terrenal. Ese es el objetivo que se trasluce de las primeras pinceladas que se han dado a conocer sobre la norma en trámite.
La independencia del Banco Central como garantía de la dolarización, la aceleración de las alianzas público-privadas despojándolas de trabas burocráticas, la revolución del mercado bursátil -sobre todo del secundario-, la agilización de los procesos de quiebra empresarial... La nueva norma está llamada a remover las piedras que, superado el plano conceptual de la política económica, entorpecen el avance económico del país. El rumbo ya está anunciado: “Que la industria se ponga a cargo del país”, se apuntó en su día desde el Ministerio de Producción. Es la hora de la práctica.