Cómo evitar embarazos en adolescentes
El Fondo de Población de las Naciones Unidas estimó en 2013 que Guyana tenía la segunda mayor tasa de embarazo adolescente en América del Sur y el Caribe, con 97 de cada 1.000 chicas embarazadas entre los 15 y 19 años de edad. Hoy, cerca del 42 % de los jóvenes guyaneses son sexualmente activos. Apenas un 15 % dicen estar familiarizados con métodos anticonceptivos y un 56 % de los jóvenes sexualmente activos han contraído una infección de transmisión sexual. Cuando los adolescentes no pueden obtener anticonceptivos y otras formas de control de la natalidad, aumenta el índice de embarazos no deseados y los jóvenes no pueden alcanzar su pleno potencial. Para evitar estas tendencias, los países deben fortalecer sus sistemas de atención de salud y asegurarse de que todo adolescente tenga acceso a servicios de salud reproductiva y sexual. Uno de los mayores obstáculos para reducir la tasa de embarazos no planeados es la falta de educación sexual en las escuelas. En Guyana, el programa gubernamental de Educación para la Salud y la Vida Familiar se ideó para abordar este problema, pero solo un puñado de escuelas secundarias lo ofrecen en sus planes de estudios. La mayoría de los profesores no educan adecuadamente a sus alumnos sobre el tema. Las zonas recónditas sufren de carencia de instalaciones de salud, lo que profundiza la limitación del acceso a información sobre sexo seguro, anticoncepción y cuidados neonatales. No sorprende que en el interior sean mayores los índices de embarazo adolescente y mortalidad materna.
La escasez de clínicas rurales refleja una falta de profesionales de la salud cualificados. Para mantener una atención básica para la población de un país, la OMS recomienda un mínimo de 22,8 profesionales de la salud por cada 10.000 personas, y la cobertura universal precisa de al menos 34,5 profesionales por cada 10.000 personas. En Guyana la cifra es de la mitad, revelando una insuficiencia de personal que afecta cada aspecto del sistema de salud. Guyana es un país conservador en lo social, y los sesgos hacia la actividad sexual de los jóvenes permean la atención de salud y la vida doméstica. Algunas enfermeras prefieren no dar anticonceptivos a las chicas y muchos padres creen que hablar de sexo solo estimulará el comportamiento sexual. Esto deja a los jóvenes guyaneses con pocos lugares donde buscar consejo antes de volverse sexualmente activos, o dónde encontrar ayuda cuando quedan embarazadas. Pero para superar estos obstáculos se necesitarán importantes cambios en el modo como se ve y abordan la actividad sexual juvenil.
Para comenzar, debe implementarse una educación sexual completa y velar para asegurarse de que los profesores reciban capacitación para entregar información y datos imparciales. Se debe dar a conocer a los adolescentes en general, los servicios a su disposición y de promover que los padres y miembros de la comunidad den apoyo a estos programas y su expansión. Asimismo es de urgencia prestar especial atención a las regiones rurales y personas con necesidades especiales, un segmento a menudo descuidado de la población joven. Solo así las tristes estadísticas que por largo tiempo han asolado a Guyana y a muchos otros países comenzarán a cambiar para mejor vida.
Solo si se empodera a las mujeres y chicas con los recursos para controlar su reproducción, las tristes estadísticas que por largo tiempo han asolado a Guyana y a muchos otros países comenzarán a cambiar para mejor’.